La Media Maratón de Mérida tuvo de todo: competitividad, alta participación e incluso un componente emotivo y solidario con el niño Yeray Bayón como gran protagonista.
La prueba atlética, organizada por Los Atletas Populares de Mérida, cumplía su octava edición y volvía a ser un éxito convocando a 1.300 corredores que sufrieron con la dureza del trazado y el calor que hizo ayer en la capital extremeña.
Bruno Paixao, con un tiempo de 1:09.03, volvió a ser el primer corredor en cruzar la línea de meta. El portugués es todo un clásico ganador en este tipo de carreras en la región.
En las calles emeritenses, rodeado de sus históricos monumentos, mostró de nuevo su fortaleza al entrar dos minutos y 25 segundos por delante del montijano Juan Francisco Cano. Más disputada estuvo la tercera posición, en la que Francisco Sánchez se impuso a Vitor Cordeiro con una diferencia de apenas un minuto.
La primera mujer en llegar fue Raquel Trabuco (1:23.34). Marcelino de la Cruz fue el mejor de los Veteranos B, Francisco Costa de los C y Vicente García de los E. En las féminas, Carmén Rodríguez obtuvo la primera posición de las Veteranas A, María Belmonte de las B, Guadalupe Gómez de Villar de las C y Rosa Moro de las D.
Disfrutar del atletismo
La prueba, en la que participaron hasta políticos (el consejero de Administración Pública, Pedro Tomás Nevado-Batalla, y el coordinador general de Presidencia, Juan Parejo, estuvieron entre los corredores) se convierte en una fiesta muy popular. Para la mayoría el éxito radica en llegar a la meta y si es mejorando el tiempo del año anterior ya es una victoria.
Algunos corrían los metros finales acompañados de sus hijos y otros pasaban inadvertidos a pesar de haber sido árbitro de Primera División, como Jesús Rodríguez Santiago. El corredor más especial fue Yeray, niño con parálisis cerebral de cuyo carro empujaba su padre, Iván Bayón para volver a llamar la atención de las conciencias para que su hijo tenga la mejor calidad de vida posible. Promocionaba también la web caminandoconyeray.com .
