Enrique Fernando Ortiz Moruno (Azuaga, 2 de julio de 1977) afronta su tercera temporada como futbolista del Cacereño. A pesar de sus 26 años se encuentra en el grupo de jugadores más veteranos del equipo verde, posición desde la que se ve seguro para analizar la actual situación deportiva del club.

El equipo está dejando buenas sensaciones en esta pretemporada...

--Presionamos muy arriba y creamos muchas oportunidades de gol. En esta categoría es difícil ver buenos partidos y el Cacereño realizó el año pasado algunos de muy buen fútbol. El equipo defensivamente está perfecto, aunque en el ataque todavía nos falta mejorar, porque creamos muchas ocasiones y no materializamos ni la mitad.

¿Puede ser contraproducente la carencia de más veteranía y experiencia en una liga tan dura?

--Tanto el cuerpo técnico como la directiva están muy contentos con la gente joven y se puede ver que apuestan por este tipo de proyecto, aunque también es cierto que habrá momentos en los que el equipo va a necesitar tranquilidad y saber estar, pero para eso está ahí Julio Cobos, que es el líder del grupo y sabe marcar los ritmos del partido tanto en el campo como en el vestuario.

¿Todavía se pregunta por qué el equipo se quedó fuera de la liguilla?

--Nos queda la duda de saber qué podría haber pasado si hubiésemos entrado en esas plazas, porque los cuatro equipos de nuestro grupo ascendieron. Algunos hablan de decepción, pero mejor sería decir que fue un desengaño, porque estás toda la temporada ahí arriba, llegan las últimas jornadas y ves que te vas a quedar fuera... Es amargo. Además, nosotros ya habíamos conseguido nuestra meta en enero, que era la permanencia, y a partir de entonces sólo pensamos en disfrutar de la categoría.

El grupo IV está considerado como el más complicado, ¿se endurece con la entrada de los canarios?

--Los equipos canarios siempre son fuertes, no sólo porque tengan buenos futbolistas sino también por la superficie en la que juegan, el horario y el problema de los viajes. Pero estas mismas ventajas allí, como el césped artificial, jugar por las mañanas y tener que viajar en avión, se convierten para ellos en inconvenientes cuando tienen que venir a la península.

Con el precedente de la pasada temporada, ¿la liguilla debe ser el objetivo?

--Nuestra meta es estar arriba y el día a día en la competición decide. Tenemos un equipo muy joven, con mucha ilusión y que no está dispuesto a renunciar a nada. Hay que seguir en la misma línea del año pasado, cuando partimos con un grupo hecho para conseguir la permanencia y consolidarnos en la categoría, pero finalmente estuvimos entre los mejores.

¿El triangular del domingo frente al Badajoz parecía mejor piedra de toque que el torneo de Guijuelo?

--A los jugadores, en la pretemporada, el rival nos da igual. Lo que nosotros queremos es rodarnos y coger minutos de juego para estar al cien por cien cuanto antes. Quizá tampoco nos convenga enfrentarnos a rivales de nuestra categoría, aunque eso lo debe decidir el entrenador.