La primavera cacereña recibía en el Norba Club de Golf a los 124 cadetes que cerraban ayer la segunda jornada del torneo nacional. La mañana, radiante y pletórica, convertía el campo en una especie de oasis rodeado de un terreno que, pasado el efecto de las últimas lluvias, empieza a otear la llegada del inmisericorde estío extremeño.

Dentro del club todo parece perfecto. Pero, cuidado, toda perfección oculta su reverso. Esa sensación no es tan idílica cuando eres tú el que se la juega. La competición es cruel, despiadada... pero siempre da una segunda oportunidad.

Este era el caso de Cristina Turégano, la cacereña en la que están puestas muchas de las esperanzas del golf extremeño. Eran algo más de las doce y acababa de terminar su segundo recorrido. No estaba muy contenta. "Estoy teniendo mala suerte", se lamentaba. Su mal comienzo ayer y la presión a la que se vio sometida el viernes, en la apertura, la obligarán hoy a arriesgar. "Voy a intentar conseguir birdies a ver qué pasa". El objetivo: quedar entre las cinco primeras y llegar con opciones al Campeonato de España de Gijón.

"En el deporte nada está dicho hasta el último día". Ese era un axioma muy repetido ayer. Las características del campo, además, habían sido modificadas para dificultar el recorrido. Los que el viernes habían comenzado mal se agarraban a él con fuerza. Uno de ellos, Miguel Ballesteros Botín, quizá el participante más ilustre por ser hijo de una leyenda del golf mundial, parecía hacerlo bueno. Su debut el viernes fue bastante decepcionante. 10 golpes por encima del par del campo. En la mañana de ayer, en cambio, todo parecía ir para él sobre ruedas. A la mitad del recorrido había logrado igualar el par y mantenía un bonito duelo con sus rivales, el gaditano Félix Sánchez y el navarro Guillermo Navarro.

Hoy es el gran día. El momento en el que los esfuerzos se ven (o no) recompensados. Todos esperan dar lo mejor de sí y se reservan sus mejores trucos. Por ahora, no obstante, la estrella que brilla con más fuerza es la de Teresa Caballer, una valenciana que ha logrado superar el par del campo.