El protagonista trata de restarse importancia, pero sin duda la tiene, y no poca. El, fundamentalmente él, ha conseguido que la vetusta instalación luzca ahora mejor. "Yo lo hago por los jugadores, por el Cacereño y por la afición", aduce José Luis de la Montaña, conocido popularmente por el nombre de su empresa, 'Fimaca' (Cáceres, 15 de diciembre de 1973), el hombre que, guiado por esa pasión, es el culpable de que el estadio Príncipe Felipe presente un césped estos días muy mejorado, de un lado; y unos vestuarios "dignos", entre otras cosas, de otro.

"Cuando supimos que la mexicana (por Ana María Macías) se iba y que el césped estaba abandonado, me puse a ello y en mes y medio hemos hecho todo, a falta de detalles y cosas que aún hay que arreglar. En la hierba solamente hemos echado abono y lo hemos cuidado, estará más o menos como el año pasado", detalla. Y su abnegación ha dado sus frutos: se podrá jugar al fútbol de manera más o menos normal mañana a partir de las 12.00 horas ante el Pontevedra en el primer encuentro en casa.

"Me llamaron Angel Marcos y Antonio Martínez Doblas para ver si podía echar una mano y ahí estamos", dice, restándose relieve, rememorando la situación límite vivida el pasado mes de junio.

El esfuerzo "humano y económico" ha sido grande por parte de este empresario cacereño que, de la mano de Siso Blanco, llegó al club como directivo hace un par de años y que, aparte de esas obras en el césped, ha acometido la reforma de los vestuarios, "que estaban indignos e indecorosos". Todo ha cambiado, a falta de pequeños detalles, como se refleja en las imágenes que ilustran este reportaje.

El no quiere dinero. A cambio sí ha solicitado publicidad en el estadio Príncipe Felipe. Incluso, ha donado para el Cacereño un tractor cortacésped por un valor que ronda los 3.500 euros. Lo que él y su empresa han puesto para el club en las últimas mejoras "prefiero no decirlo", añade.

El vestuario del equipo local presenta ahora un aspecto radicalmente distinto al de hace apenas un mes, aderezado con los colores verde y blanco y, además, cada jugador podrá tener en breve su propia taquilla personalizada, entre otros detalles. El visitante apenas se ha tocado, pero está menos castigado por pura lógica.

"Los jugadores sí te dan las gracias", dice De la Montaña, quien no ha acabado aún con sus planes. Como ejemplo puntual y como "próximo proyecto" será arreglar el marcador. "El próximo domingo no funcionará porque hace unas semanas nos han robado el cobre. Lo tengo que arreglar también", asegura Fimaca.

Las reformas iban a ir mucho más allá, "pero ha habido que recortar presupuesto, pero los vestuarios iban a ser de Primera División", recalca el empresario, quien hace un llamamiento a los aficionados verdes para que ayuden en un momento especialmente difícil. En su caso, lo hace de esta manera altruista. El solamente pide que el apoyo llegue a través de la presencia mañana de seguidores en el estadio y que se hagan más carnets de abonados. Del resto, o de parte de él, se encarga Fimaca.