Punto final. Rafael Nadal lo puso con energía tras firmar sobre el objetivo de la cámara de televisión. Su cara ya era de felicidad, aunque minutos antes había sufrido hasta la extenuación para levantar un partido que parecía perdido. Se metía así en la final del Masters de Londres, donde se encontrará hoy (18.30, La 1) con un viejo amigo y enemigo, Roger Federer.

Nadal tiene siete vidas, como los gatos, y Andy Murray, por si no lo sabía, ayer se enteró al perder por 7-6 (7-5), 3-6 y 7-6 (8-6) después de una batalla que se alargó 3 horas y 11 minutos.

Murray había llevado a Nadal al límite. Lo tenía acorralado en un rincón con 4-1 en el tie break definitivo, el del tercer set. El O2 Arena de Londres era una fiesta. El escocés había logrado lo más dificil al darle la vuelta al marcador de un partido que le costará olvidar. Apoyado en su servicio (22 aces y un 83% de efectividad con el primer servicio), le había plantado cara al número uno mundial desde el primer punto.

A Murray se le había escapado el primer desempate, pero no había desfallecido y se apuntó la segunda manga con un juego espectacular. Después de salvar el primer punto de rotura de Nadal, tras una hora y 11 minutos, el tenista escocés rompió el saque de Nadal en el séptimo juego, en el que tuvo 0-40, pero no logró consolidarlo hasta el cuarto break point .

EL MEJOR JUEGO Fue un juego espectacular. El O2 Arena se iluminaba tras cada jugada de Nadal o Murray que levantaba a los 17.000 espectadores. A una contradejada al límite, un golpe ganador de derecha y un punto de saque de Nadal, Murray respondió con dos restos estratosféricos para colocar el 4-3 a su favor y acabar ganando el set con un parcial final de 10 puntos a 2.

Pero en el tercer set, Murray, que tuvo ventaja de 0-30 para adelantarse 2-0, dejó escaparla con cuatro errores seguidos y, desesperado, lo pagó en el siguiente juego, cuando Nadal le arrebató el saque. Murray volvía a jugar a la contra, pero no se rindió. El escocés salvó una bola de partido con 5-3 y forzó a Nadal a otro tie break . El número uno pasó los peores momentos. Murray era un martillo que machacaba la bola en todas direcciones y Nadal no encontraba respuesta. Llegar a la muerte súbita era su objetivo después de que Murray igualara 5-5. Lo consiguió y se lo jugó todo a cara o cruz en un emocionante final que ganó a pesar de empezar el tie break 4-1 abajo.

La presión le jugó una mala pasada a Murray. En esas situaciones, Nadal se convierte en un gigante que hace temblar al contrario. Y así, con casi todo perdido, el número uno dio la vuelta al marcador para ganar el desempate (8-6) y el partido con una derecha cruzada, inalcanzable para el escocés. "He jugado un gran partido, apenas he cometido errores y he perdido", decía decepcionado y con razón Murray. Logró más aces que en todo el torneo, hizo 52 golpes ganadores (32 de Nadal) y ganó más puntos (114-109). Pero quien levantó los brazos acabó siendo una vez más el balear.

FEDERER, RAPIDO Después, el número dos del mundo, Roger Federer, consiguió su puesto en la final tras vencer al serbio Novak Djokovic por 6-1 y 6-4.

Después de una hora y 19 minutos, Federer consiguió meterse en su sexta final del Masters, donde buscará ser campeón por quinta vez e igualar así el récord de cinco títulos de Ivan Lendl y Pete Sampras.