CACERES 2016 - 54: Rod Brown (13), Chus Poves (15), Lucio Angulo (4), Wayne Simien (16), Diego Guaita (2) --cinco inicial-- Adrian Moss (1), Tomás Bellas (0), Dan Cage (0), Mike English (2), José María Panadero (1).

GRUPO BEGAR LEON - 69: Juanjo Bernabé (2), Clarence Gilbert (18), Franco Rocchia (10), Craig Bradshaw (15), Eulis Báez (13) --cinco inicial-- Alejandro González (7), Jaime Peterson (4), Anthony Stacey (0), Martín Leiva (0).

ÁRBITROS: Uruñuela y Labrac. Sin eliminados.

MARCADOR POR CUARTOS: 22-15, 39-38, 45-53 y 54-69.

Segunda derrota del Cáceres 2016 en casa en cinco días. Esta vez fue el Grupo Begar León el que aprovechó las múltiples carencias extremeñas (54-69). Lo que parecía que se iba a convertir en un día festivo, con gran entrada en el pabellón y la presencia en el palco de la máxima autoridad autonómica, Guillermo Fernández Vara, acabó en incendio, con gritos de "fuera, fuera" contra el equipo local.

La afición no perdonó ayer la pésima imagen que se dio en el segundo tiempo, anotando únicamente 15 puntos. Cuando la falta de acierto es tan brutal, cualquier lectura empieza y termina ahí. No se puede ganar cuando fallas tanto de tantas maneras distintas, muchas veces en posiciones favorables. Como suele pasar en estas ocasiones, el entrenador, Manuel Hurtado, fue señalado por la masa. Tiene su porción de culpa, pero acompañada de la de muchos jugadores que no están justificando sus cachés en las últimas jornadas. Lo curioso es que este ambiente casi guerracivilista se produce cuando el balance (7 victorias, 9 derrotas) no es tan malo y aún se está muy cerca del que debería ser el objetivo realista de la temporada: acabar entre los nueve primeros.

El guión fue prácticamente el mismo que el del pasado domingo ante el Plus Pujol Lleida, aunque con el serio agravante de que durante los últimos minutos el Cáceres 2016 pasó del partido y ni siquiera buscó adecentar el marcador, acumulando aún más errores ofensivos y despistes infantiles en su zona.

Como ante los catalanes, todo empezó bien. Incluso muy bien. Se vio durante ese primer cuarto a un Cáceres ambicioso, enchufado, equilibrado, y que por fin, y esto ya se le venía reclamando, con puntería en el tiro exterior. El marcador lo explicaba bien (20-11, min. 9, tras el segundo triple de Chus Poves) y el León no parecía encontrar soluciones a su aparente inferioridad.

El tercer triple de Poves (25-15, min. 11) supuso casi la última acción positiva cacereña del encuentro. En los siguientes 29 minutos solamente sumaron 29 puntos más, una cifra ridícula hasta el extremo. Así no fue raro que los visitantes se fueran enganchando al tren del partido. Espectacular Clarence Gilbert con tiros inverosímiles (6/10 desde 6,25), serios Eulis Báez y Craig Brandshaw bajo los tableros, complementarios Alejandro González y Juanjo Bernabé en la dirección, el dominio del juego fue cambiando de manos hasta el 39-38 del descanso. A esas alturas, y como ya ha pasado demasiadas veces, Wayne Simien volvía a ser la única amenaza en ataque de su equipo.

HUNDIMIENTO El auténtico desconcierto, como ante el Lleida, se produjo en el tercer cuarto, con un apagón ofensivo de los que hacen época. Las múltiples rotaciones desde el banquillo no mejoraron una situación que se fue deteriorando irremisiblemente. Ni Adrian Moss ni José María Panadero están para ser salvadores, la vieja argucia de jugar con dos bases tampoco funcionó y, por supuesto, regresó el decisivo desacierto desde la línea de tres puntos. Especialmente punible es el 0/6 de Diego Guaita, el cuarto de la temporada.

El partido estaba ya a punto de caramelo para el León entrando en el último cuarto (45-53, min. 30) y no hubo perdón. Ni siquiera surgió la opción de apelar a la épica. Esa pasividad del final es para echarse a temblar.