PLASENCIA 93: Gianella (18), Stewart (11), Lledó (17), Owens (15), Kruiswijk (5) --cinco inicial-- Sala (18), Rubio (9), Jobacho (-).

CAI ZARAGOZA 77: Ciorciari (11), Sabaté (11), Lescano (5), Earl (16), Otis Hill (14) --cinco inicial-- Benito Doblado (3), San Miguel (3), Ferrer (8) y Fran Murcia (6).

MARCADOR POR CUARTOS: 17-24, 36-41 (descanso), 58-57, 93-77 (final).

ARBITROS: Velasco y Zamora. Eliminaron por cinco faltas personales al visitante Otis Hill en el minuto 39.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la sexta jornada de la Liga LEB.

El Plasencia Galco sumó su sexta victoria consecutiva en la Liga LEB y continúa en la primera posición de la categoría junto al Bilbao. Los de Dani García ya tienen dos triunfos de ventaja sobre el tercer clasificado. El equipo jerteño sigue cimentando la historia de este club y ayer le tocó al histórico CAI Zaragoza enfundarse el disfraz de víctima. El nuevo logro del Plasencia fue presenciado por una enfervorecida afición que cada día aumenta su número de fieles. Ayer 2.500 espectadores vibraron con las acciones de sus nuevos ídolos.

Los de Dani García se impusieron gracias a un serio trabajo de conjunto, en el que hasta cinco jugadores superaron los diez puntos. La dirección de equipo estuvo magistralmente cubierta tanto por Nicolás Gianella como por Perico Sala. Cada uno sumó 18 puntos y marcaron con acierto el tempo del partido. Además, Jorge Lledó también se unió al bombardeo del aro maño y con 17 puntos sacó los colores al cuadro de Alfred Julbe. La pareja foránea no se escondió y también contribuyó a la fiesta del baloncesto en Plasencia.

Terrence Stewart, bien defendido, perdió protagonismo respecto a los encuentros previos y no fue la clásica referencia en el ataque.

El CAI mantuvo la cara y amenazó durante la primera parte con romper la virginidad local. Los zaragozanos lideraron el choque con pequeñas ventajas y hasta el minuto 30 se mantuvo en el pulso por el encuentro. Pero encajar la friolera de 35 puntos en el último periodo dio al traste con las esperanzas de superar al Plasencia, que sigue así viviendo en la nube.

El primer cuarto comenzó con el Plasencia liderando el marcador con ventajas de hasta cinco puntos (17-12, min. 4). A partir de ese momento, un amplio parcial favorable a los de Julbe hizo que el marcador diera la vuelta (17-24, al final del primer cuarto).

Earl, Hill y Sabaté abrieron fuego con acierto, mientras los placentinos sólo podían presenciar cómo la maquinaria visitante funcionaba perfectamente. La máxima diferencia para el equipo visitante alcanzó los 13 puntos de diferencia en el segundo periodo (26-39, a falta de 3.28 para el descanso).

Con el miedo a la derrota rondando por el pabellón Ciudad de Plasencia. Dani García pidió un tiempo muerto que espoleó a sus jugadores, recortandose la diferencia a cinco puntos (36-41). Con este resultado se llegó al descanso.

ESPERANZA RECUPERADA

El Plasencia comenzó a ver la luz y así en el tercer periodo el Plasencia salió sin complejos y comenzó a creer en su propio estilo de juego. Así el CAI estuvo más de dos minutos sin encestar, circustancia que fue aprovechada para poner la igualada en el electrónico (47-47, min. 24).

Pero el Plasencia no se conformaba con esto y adelantó a los visitantes y empezaron a reivindicar realmente su candidatura al triunfo (57-52, a falta de tres minutos).

El CAI daba sus últimos coletazos tras un tiempo muerto de Julbe y se colocaron a la estela del Plasencia cuando el encuentro llegó al final del tercer cuarto (58-57).

TODO PENDIENTE

Los últimos diez minutos iban a ser decisivos. Pero el Plasencia llegaba al momento crucial con un mejor estado anímico, crecido y con una defensa letal que asfixió al cuadro zaragozano. El CAI vio cómo el Plasencia se despegaba con un 18-2 de parcial en seis minutos que ya eran irrecuperables (76-59, min. 36). El equipo que dirige Julbe echó terriblemente en falta a Hill, sentado durante muchos minutos por faltas personales, y no pudo hacer nada cuando regresó para remediar la derrota. Pronto cometió la quinta falta personal ante el enorme delirio de los enloquecidos aficionados locales.