Jacques Rogge, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Jacques Rogge, firmó el miércoles en Lausana la invitación para los 201 países miembros. Queda ya menos de un año para que Atenas abra, el 13 de agosto del 2004, sus segundos Juegos Olímpicos, con 108 años de diferencia con respecto a los primeros, los de la restauración de 1896. El comité organizador (ATHOC) y el Gobierno griego se disponen a ultimar la gran cantidad de instalaciones, obras publicas e infraestructuras que todavía están por finalizar.

A estas alturas, la Villa Olímpica de 2.300 apartamentos, que alojará a 10.600 deportistas, es la única obra que marcha por delante de los plazos previstos. Las demás estarán acabadas, pero con menos margen del esperado. Las infraestructuras más retrasadas son la línea férrea de cercanías entre Atenas y la costa, y el metro que debe enlazar con el nuevo aeropuerto. La cubierta del Estadio Olímpico, obra del español Santiago Calatrava y considerada el símbolo arquitectónico de los Juegos, apenas se ha comenzado a instalar, cuando estaba previsto que las obras se iniciasen el pasado mes de junio.

Por otra parte, las obras ya finalizadas no han tenido un estreno placentero, precisamente. El canal de remo y piragüismo acogió la semana pasada el Mundial júnior con un resultado calamitoso. Una intoxicación intestinal obligó a la retirada de todo el equipo alemán, y el fuerte viento hundió embarcaciones de EEUU y Gran Bretaña y obligó a cancelar una jornada y a alterar el programa.

RECUPERAR LO PERDIDO

Pero, después de haber perdido mucho tiempo en los primeros años posteriores a la designación (en 1997) de Atenas --la ciudad del país más pequeño en organiza unos Juegos desde Finlandia, en 1952--, ahora parece que todos reman en la misma dirección. "Hemos logrado un milagro al recuperar el tiempo perdido en dos años de luchas internas", asegura la presidenta del ATHOC, Gianna Angelopoulos, restituida en su puesto en el 2000 por la presión ejercida por el COI, que llegó a lanzar un ultimátum al Gobierno griego.

Y es que la situación llegó a ser casi caótica. Los ambiciosos proyectos elaborados por un país que quería celebrar a lo grande el regreso de los históricos Juegos Olímpicos adonde nacieron hace 2.780 años, tuvieron que ser recortados en su inmensa mayoría, al tropezar con múltiples e inauditos problemas. El hallazgo de restos arqueológicos de inesperado interés también obligó a desviar vías de comunicación o a reubicar construcciones.

El último contencioso ha tenido un origen inesperado. Un colectivo de prostitutas amenazaron con una huelga si se cumplía la medida de cerrar burdeles atenienses durante la celebración de los Juegos, del 13 al 29 de agosto del año que viene.