"Pido a la afición que nos apoye y que se olvide de otras historias. No jugamos contra Mourinho sino contra el Madrid", dijo ayer Carles Puyol, el capitán del Barça, que mañana jugará su clásico número 22. Considera que azulgranas y blancos llegan "en un gran momento de forma", lo que hace que el partido "no tenga un favorito. Las fuerzas en estos duelos siempre están al 50%", afirmó.

A Puyol le preocupa especialmente el contrataque del Madrid y su "solidez defensiva". "Se repliega bien y son muy rápidos", alertó, consciente de que el equipo de Mourinho posiblemente cederá la iniciativa del juego al Barça. El capitán consideró que en esta ocasión la ausencia de euforia entre la afición culé puede beneficiarles. "Es verdad que el año pasado parecía que teníamos que golear al Madrid, y al final lo pasamos muy mal y solo ganamos por 1-0. En el seno del equipo nunca hemos creído que sea fácil vencer al Madrid". En este sentido, admitió que la ansiedad es mala compañera, por lo que llegar con la sensación de que las fuerzas están ajustadas es lo mejor.

Guardiola contraprogramó ayer a Mourinho al cambiar la hora del entrenamiento de hoy y su comparecencia ante los medios. El Barça se entrenará finalmente a las seis de la tarde en el Camp Nou (inicialmente era a las once de la mañana) y, posteriormente, el técnico comparecerá ante la prensa. ¿Por qué? Simple: Mourinho habrá hablado unas horas antes (el Madrid se entrena a las 16.00 horas en Valdebebas) y Guardiola ya sabrá cuál ha sido su mensaje. Si lo cree oportuno, tendrá derecho de réplica (algo improbable teniendo en cuenta su filosofía) y, lo que es más importante, evitará que el portugués tenga la última palabra.