En una involuntaria metáfora sobre su momento como club, el Cáceres Patrimonio de la Humanidad presentó ayer su proyecto en un lugar que recientemente se ha reconstruido con lustre, el conocido como chalet de los Málaga , nueva sede institucional de Cajalmendralejo en el mismísimo corazón de la ciudad. Ese armónico espacio es en lo que el equipo de baloncesto de LEB Plata quiere transformarse: reformado con aceptación general, admirado y emergente.

Escaso la pasada temporada de grandes momentos, el Cáceres eligió un buen momento para regalarse el primero de esta. Ha terminado una pretemporada en la que han abundado las victorias y el estreno del sábado ante el Zornotza se afronta con un optimismo moderado, pero difícil de disimular. Hay coincidencia en que esta vez el entrenador, Ñete Bohigas, ha dado con la tecla a la primera, y que no habrá que reestructurar la plantilla sobre la marcha para que juegue como él quiere.

"UN PASITO MAS" En esa línea habló el técnico, definiendo el día como "especial, no ya como entrenador, sino como cacereño". "Ojalá pudiera prometer resultados. Lo que prometo es trabajo. Tenemos un equipo de gente comprometida y con mucha ilusión", apuntó, "orgulloso" de su cuerpo técnico.

No concretó el objetivo deportivo, pero sí sugirió que es el ascenso. Lo llamó "dar un pasito más", pero hay que tener en cuenta que la pasada campaña los suyos fueron eliminados por el Prat en el quinto partido de la penúltima eliminatoria.

Bohigas fue el primero en apelar a la afición, lo que fue toda una constante en el acto. "Ojalá podamos enganchar a quienes se han descolgado", deseó.

Parece que su mensaje ha calado en el vestuario. La alocución del capitán, Luis Parejo, se pareció muchísimo a la suya, aunque él sí habló directamente de subir a LEB Oro. "Vamos a trabajar al máximo. Llegarán los resultados o no, pero el trabajo va a quedar ahí. Ojalá podamos estar luchando por un ascenso o por lo que sea", indicó.

LA BAZA EMOTIVA Otro objetivo de la presentación fue propagar la idea de que el Cáceres es mucho más que la escuadra de LEB Plata. Por primera vez se decidió dar protagonismo a dos miembros de la cantera, integrada desde la fundación del club en el Colegio San Antonio. Fueron José María Granados, un junior que ha debutado esta pretemporada con el primer equipo, y Paula Campos. "Somos 380 chicos y chicas haciendo baloncesto", destacó la niña, que glosó junto a Granados los logros de los últimos años del San Antonio-Cáceres en campeonatos autonómicos y nacionales.

Incluso habló el director del colegio, Damián Niso, que puso de relieve el trabajo "con los valores del baloncesto" que se realiza en el centro desde hace muchos años.

Probablemente los discursos con más calado se quedaron para el final. El primero de ellos fue uno aparentemente improvisado por parte del concejal de Deportes, Pedro Muriel.

"Me considero de la familia", afirmó, haciendo referencia a su condición de exárbitro de baloncesto. "Antes no podía decirlo, pero ahora ya sí: soy del Cáceres y del San Antonio", espetó. Garantizó el apoyo del ayuntamiento al club y aprovechó para hacer un llamamiento a la hinchada para que acuda al Pabellón Multiusos.

Por su parte, José Manuel Sánchez dejó un par de frases muy llamativas, aparte de intentar transmitir "mucha ilusión para una temporada muy igualada". No tuvo inconveniente en asegurar que "a veces hay algunas sensaciones de que nos quieren enterrar" y garantizó que el club "seguirá luchando para mantener el baloncesto masculino vivo en esta ciudad", "pese a los recortes que hemos sufrido".

También se refirió a la afición, sobre la que reconoció que una parte está "algo decepcionada, pero por circunstancias que son ajenas a nosotros" y repitió una consigna en la que ya se apoyó en el verano del 2013: "esperamos que este paso atrás que hemos dado --renunciar a LEB Oro para jugar en Plata-- nos sirva para coger más fuerza de cara al futuro". El chalet de los Málaga fue testigo. A partir de ahora hablará el Multiusos.