No es más que una anécdota, pero expresa bien la caballerosidad y la buena voluntad que también abunda en el ámbito del deporte. El pasado viernes se produjo una circunstancia curiosa en el viaje del Forma Cáceres 2016, que se desplazaba a San Carles de la Rápita (Tarragona) para jugar su partido de la División de Plata de fútbol sala. Cuando faltaban solo 30 kilómetros para completar un larguísimo viaje de casi doce horas, su autobús se quedó tirado sin poder arrancar. "No sabíamos qué hacer. Estábamos en un área de servicio y no paraba nadie, pero llamamos a los directivos de La Rápita y al rato se presentaron allí con cinco coches para recogernos", cuenta Fermín Naranjo, presidente del Forma Cáceres 2016.

Al día siguiente, los cacereños no se ablandaron por el favor recibido y vencieron al colista por 1-4, ya con el vehículo arreglado. "Lo sentí por ellos, pero así son las cosas. Para nosotros era muy importante", indica Naranjo, que alienta la reacción de su equipo y pronostica que la visita el sábado del Tecuni Bilbo "marcará un punto de inflexión, porque es un rival más o menos de nuestro potencial y objetivos. Ya hemos pasado la parte difícil del calendario y ahora hay que subir posiciones".