Cuando te inicias en este maravilloso deporte, una de los valores que tratan de inculcarte entre otros muchos, es el de aceptar las derrotas y aprender de ellas: saber perder. Sin embargo algunos entrenadores-monitores no tratan un valor tan importante o más como es el de saber ganar. Este valor implica deportividad, respeto a tus rivales, humildad, educación- en definitiva, ser un deportista.

Este domingo, tras el encuentro en el Cáceres 2016 y el Melilla, hemos asistido a una demostración de esa falta de educación deportiva. Desgraciadamente este tipo de actuaciones se repiten cada vez más en las canchas dando lugar a situaciones nada agradables. Cabe recordar que a los partidos acuden muchos niños con sus familias y no creo que ésta sea la mejor imagen a transmitir por parte de los deportistas, los cuales somos un espejo en el que reflejarse para muchos de estos niños.

Lo acontecido este domingo tras la disputa del partido le hace un flaco favor a nuestro deporte, ya que proyecta una mala imagen que no es deseable transmitir.

Conseguir una victoria tras un duro partido, ante un rival competitivo y en una pista llena con un público caliente, puede provocar una subida de los niveles de adrenalina que te pueden llevar a cometer alguna que otra tontería. Es en ese momento en el que se tiene que controlar todas las emociones y recurrir a los valores aprendidos, entre ellos el de saber ganar. En mis quince años como profesional he vivido varias veces situaciones parecidas a la del domingo tras el partido tanto en un lado como en el otro, y sé que tan difícil es controlarse cuando se está a 150 pulsaciones y acabas de perder un partido como reprimir tus emociones después de una importante victoria. En ambos casos hay que intentar ser un buen deportista y saber comportarse como tal, aceptando la derrota y respetando al rival y a la afición contraria en la victoria. Por desgracia, no todos los deportistas tienen asumido saber ganar.