¿Por qué no hayapenas sorpresas?

Tampoco el de Alemania será un Mundial con motivos para ser recordado por algo especial. Por algo así como el de la esperada eclosión de una selección africana para romper el orden preestablecido o por el fútbol extraordinario que ofreció el campeón, que sea quien sea no merecerá ese elogio. Pasan los años y todo sigue igual: los mismos nombres en el tramo final, el mismo juego especulativo de las eliminatorias, el mismo miedo y la misma falta de personalidad de los entrenadores.

Prácticamente nada nuevo ha pasado en Alemania. Ni una sorpresa. Ghana murió por la inoperancia de sus delanteros, como Costa de Marfil fracasó por su candidez defensiva. Suiza no supo transformar un triste penalti ante Ucrania y Australia no supo evitarlo en el último minuto ante una Italia que vuelve a triunfar con sus miserias. Van Basten no le dio gracia al juego de Holanda, como Aragonés no supo gestionar el de España. Messi no salió del banquillo y Ronaldinho no apareció en el campo. Habrá que seguir esperando.

¿Por qué fracasó

Parreira con Brasil?

Porque estropeó una selección que parecía invencible. Al menos, en los anuncios publicitarios. Porque defendió un fútbol sin personalidad, alejado de la esencia brasileña. Porque tuvo magníficos jugadores y no le dio estilo alguno al equipo. Tal vez sea culpa de los futbolistas, pero fue Parreira quien los colocó mal en el campo. Sin dar un sentido colectivo a tanto talento desparramado sobre la hierba. El sábado, cuando Brasil agonizaba en Fráncfort, el seleccionador solo miraba el reloj. De vez en cuando, levantaba la cabeza hacia el marcador electrónico. La selección moría y él miraba hacia otro lado, como si rezara, superado por la situación, sin encontrar respuestas tácticas al desastre.

"Quisimos jugar más colectivamente, pero con estos jugadores es complicado", recordó ayer Parreira. "Son talentos puros y para ubicarlos dentro de un sistema se necesita bastante tiempo. Se necesita paciencia y una Copa del Mundo no te da ese tiempo", añadió en una disculpa que delata su culpabilidad, como si no supiera a dónde iba o lo que se estaba jugando. Parreira sabía los jugadores que tenía desde hacía meses. Y no ha sabido hallar un sistema adecuado para explotar ese "talento puro". Por eso, la torcida le señala como el máximo responsable de la caída. Brasil perdió porque no fue Brasil. Porque Parreira convirtió a los mejores del mundo (Ronaldinho y Kaká, sin ir más lejos) en jugadores vulgares. Porque Brasil jugó mal, horrible y feo. Y eso es responsabilidad del entrenador, o sea, de Parreira.

¿Por qué no jugó

Messi en cuartos?

Porque José Pekerman, el seleccionador argentino, no lo puso. ¿Y por qué no lo puso Solo él lo sabe y aún no se lo ha explicado a nadie. Pura quimera, dicen en Argentina. Porque prefirió jugar antes con Saviola o Tévez que con Messi. En su formato de delantera, un tipo grande (Crespo o Cruz) formando pareja con un tipo pequeño (Saviola, Tévez o Messi), el azulgrana era el último de la lista. Porque solo en una ocasión el técnico modificó esa estructura ofensiva, cuando jugó con dos bajitos ante Holanda (Messi y Tévez) y no le salió nada bien (el partido terminó 0-0). Porque Pekerman quiso dar la sensación de protegerlo ya que venía de la grave lesión muscular que padeció el 7 de marzo.

No era, eso es cierto, el mismo Messi, eléctrico y desbordante que asombró en Stamford Bridge con el Chelsea o en el Bernabéu con el Madrid. Pero Argentina, que no lo había visto jugar ya que Messi se ha hecho grande en Barcelona, se ilusionó con él. Lo vieron como la reencarnación de Maradona. Todos, excepto Pekerman, que tendrá siempre una deuda por saldar. ¿Por qué no puso a Messi Apenas jugó el 25% de los minutos posibles del Mundial, marcó un gol a Serbia y Montenegro y dio una asistencia. De nada le valió. El técnico siempre podrá argumentar que le dio a Messi, con 19 años recién cumplidos en Alemania, el Mundial que no tuvo Maradona en 1978. "Sentí impotencia en la prórroga por no poder hacer nada para ayudar a mis compañeros. Quedé destrozado. Jamás olvidaré el dolor que encerraron las paredes de ese vestuario", confesó abatido al diario La Nación . Mientras Clarín le pregunta al barcelonista que cuánto falta para Suráfrica-2010.