A Fidel Valle Gil es fácil verlo correr por el parque del Príncipe. Es un cacereño que, gracias a su padre, decidió ser árbitro. Tras pasarse más de media vida por los campos de fútbol en todas las categorías, incluida la Primera División como juez de línea, se ha visto obligado a "colgar el silbato" a sus 41 años por culpa de un reglamento que "no entiendo, pero respeto".

Fidel Valle, como tantos, jugaba al fútbol de niño hasta que "en un partido contra el Cacereño me lesioné y mi padre me animó a que fuese juez de línea para no perder la forma mientras me recuperaba". Entonces tenía 14 años y todavía no sabía que esa sería la gran pasión de su vida.

La revelación le llegó tres años más tarde cuando el fallecido Paco Ceballos, otro ilustre del arbitraje extremeño, le llevó de asistente a un Ceuta-Linares. "Aquella tarde, mientras corría por la banda con el banderín, me di cuenta de que, con sacrificio y trabajo, podría llegar a Segunda División", recuerda. No sólo llegó, sino que ha sido, con más de 250, el árbitro que más partidos ha dirigido en esa categoría.

Cuestión de reglamento

Fidel sabe mucho de reglas de juego, sobre todo de fútbol, que ha aplicado durante 25 años, pero son otras reglas las que no le permitirán seguir practicando a nivel profesional lo que más le gusta.

Pese a que su nombre sonaba en todas las quinielas para subir a Primera --tiene un historial intachable y supera con creces a sus compañeros en las pruebas físicas-- el hecho de no haber ascendido le ha obligado a retirarse en vez de seguir hasta los 45 años, como harán sus asistentes. "Ahora mismo lo estoy pasando mal porque sé que todavía puedo dar el máximo. Es triste que tenga que dejar de arbitrar".

Este año, además de Fidel Valle, el asistente internacional Luis Núñez también ha dejado el arbitraje. Se trata de plazas que no se cubrirán aunque "Ceballos Silva, que lo está haciendo muy bien, lo esté pidiendo a gritos". El próximo año se retirarán otros dos jueces de línea extremeños, mientras que a Fernando Carmona le quedan dos temporadas. "De aquí a dos años, no habrá árbitros extremeños en Segunda División", lamenta Valle, quien, además, cree que "el Comité Territorial Extremeño debería hacerse un autoexamen" por este hecho.

Un maestro en casa

Ser hijo de árbitro le ha marcado. Reconoce que en la figura de su padre ha tenido su mejor maestro. Con él comparte nombre, apellidos, gran parecido físico y la pasión por el fútbol y el arbitraje. Por eso, matiza que "también ha sido mi mayor crítico. Me enseñó a hacerme respetar por los jugadores sin tener que tirar de tarjeta". De Francisco Ceballos aprendió a "sentirme como una parte más del juego"

Su último partido fue un Cádiz-Almería. "Le di muchas vueltas sobre cómo podía ser, pero al final fue uno más". A partir de ahora, no se desvinculará de los terrenos de juego. Su función ahora será puntuar a sus excompañeros en Primera y Segunda, como delegado de partido. "No sé cómo será la sensación", dice pensativo. Lo que sí tiene claro es que "pitaré cuando siempre que pueda porque mi padre tiene 70 años y lo sigue haciendo".