Hace apenas un mes, en el asiento de la sala de prensa del Camp Nou que ayer ocupaba Javier Faus había un Xavier. También habló de números. Pero fueron las únicas coincidencias. El primer Xavier, Sala Martín, vestía una americana violeta, y tenía lado a Joan Oliver. Faus, con traje azul oscuro, apareció solo, aunque algunos miembros de la junta le apoyaron desde la primera fila en su delicado debut como vicepresidente económico.

Claro que esos detalles quedaron en nada cuando empezó el baile de cifras, y se pasó del verde a los números rojos. Debe ser que la economía ofrece muchas lecturas, aunque sorprende que la de Sala Martín, que presume de ser un reputado economista y dar clases en Columbia, fuera tan distinta de la que se desprende de la auditoría, más allá del interés de la nueva junta en mirar con lupa el legado que ha recibido. Así, de los ingresos "más altos de cualquier equipo y deporte de todo el mundo" que proclamó Sala Martín a la "deuda más alta de la historia" que denunció Faus.

El círculo virtuoso que se puso en marcha en el 2003, y en el que participaron algunos de los que dimitieron y que ahora han vuelto al palco, ha acabado con un círculo vicioso coronado por las cuentas que Sala Martín y Oliver cerraron mano a mano. De hecho, algunos de los miembros de la junta, que estaban involucrados en las elecciones junto a Jaume Ferrer, no fueron ni informados ni consultados a la hora de hacer ese ejercicio final. Una práctica habitual en el último tramo del mandato de Laporta, y en especial a raíz del escándalo del espionaje y después tras la reducción de la comisión delegada, donde Oliver y Sala Martín hacían y deshacían sin dar más explicaciones. Muchos contratos, como el del aumento de sueldo del director general o algunas partidas incluidas en el amplio apartado de seguridad.