Ahora son el número 7 de Cantabria, la colocadora de la selección valenciana o el capitán de la extremeña, pero dentro de unos años cuando Rafa Pascual, Falasca y compañía ya no sean las caras del voleibol español y lleguen los Juegos Olímpicos de París, o de Madrid, o de Londres, estos desconocidos hoy serán los que defiendan el orgullo patrio.

Pero hasta que llegue ese momento en el que, por televisión, se conviertan en estrellas, la mejor manera de verlos de cerca es el campeonato nacional que empezó a disputarse ayer en Cáceres y que tiene a casi 500 personas del pabellón multiusos al Serrano Macayo, y de allí al del Vivero, en busca de jóvenes talentos.

Jornadas maratonianas

A las 9 y media de la mañana comenzaba la competición en los tres pabellones habilitados para el evento. Un total de 7 canchas en las que sólo se hablaba de voleibol. De si los chicos, que fueron los que ganaron el Campeonato de España infantil eran favoritos; o que si en chicas había menos opciones que en otros años.

En el multiusos, las selecciones extremeñas iniciaban su participación con desigual suerte. Mientras que las chicas le endosaban un rápido tres a cero a las melillenses, "lo más complicado ha sido quitarnos los nervios del principio", comentaba el técnico extremeño, Paco Alvarez; los chicos se dejaban ir el partido contra los canarios en el quinto set desaprovechando un 14 a 10 a favor, y entre las protestas por un último punto discutido. Por la tarde, todo empeoró. Las chicas perdieron tres a cero contra Canarias mientras los chicos también sucumbían (3-1) ante Galicia, por lo que se despedían de la lucha por el título. Otra oportunidad tendrán las chicas esta mañana a las 9 y media. Si ganan, a cuartos; si pierden, a por la novena plaza.