Sucedió el 25 de marzo del 2015 y desde entonces el Al-Qazeres no ha vuelto a pisar Fontajau, el pabellón de Girona donde certificó su descenso de categoría. Fue aquella una tarde inevitablemente triste, aunque el destino del equipo estaba escrito desde hacía tiempo después de una mala regular en la que solo sumaría seis victorias en 25 encuentros.

El próximo domingo, las extremeñas regresarán a un escenario que pisarán de nuevo del 10 al 12 de febrero en la Copa de la Reina. Fontajau pasará pues de ser la sede del momento más depresivo de la corta historia del Al-Qazeres a significar todo lo contrario, porque muy pocos o nadie esperaba la clasificación para el torneo copero.

De momento, el conjunto de Jacinto Carbajal piensa en el compromiso liguero, cuya preparación está siendo dificultada, igual que el anterior ante el Campus Promete, por los problemas de salud en la plantilla. Durante esta semana la gripe se está cebando con Pamela Rosanio, una jugadora fundamental por su anotación desde el exterior.

Son Carbajal y la escolta Elena Corrales los únicos supervivientes de la derrota ante el Girona de hace casi dos años, un 82-70 en el que brilló Callan Taylor con su mejor partido de la temporada (22 puntos y 16 rebotes).

En la grada, presenciando el choque del domingo, podría estar Vero Sánchez, residente en la ciudad después de varios años en el Al-Qazeres --dos ascensos incluidos-- y no renovar su contrato el pasado verano. En la actualidad, con 31 años, no tiene equipo y cabe la opción de que ya no juegue más.