El año 2007 se cerrará con un superávit equivalente al 0,7% del producto interior bruto (PIB), a pesar de la entrada en vigor de la reforma del IRPF y del Impuesto de Sociedades, que supondrá una merma "sustancial" de ingresos equivalente al 0,4% del PIB (unos 4.100 millones de euros, 682.182 millones de pesetas). Así lo precisó ayer el vicepresidente económico, Pedro Solbes, tras la aprobación, por el Consejo de Ministros, de los objetivos de estabilidad presupuestaria para el trienio del 2007 al 2009, y del techo de gasto para los presupuestos generales del Estado para el año próximo.

UN 6,7% MAS QUE EN EL 2006 Para el 2007, el límite de gasto presupuestario se ha fijado en 142.925 millones de euros (23,78 billones de las antiguas pesetas), el 6,7% más que en el 2006. Este crecimiento, según Solbes, "está en línea" con el crecimiento previsto para el PIB nominal, por lo que cabe hablar de un aumento "prudente, neutral" del gasto público, "con el que el Gobierno pretende contribuir al crecimiento de nuestra economía".

Los ingresos volverán a tener un fuerte aumento. Se prevé que crecerán el 13,8% sobre los presupuestado en el 2006 y el 6,3% respecto a la previsión de liquidación de este año (el 9,2%, sin tener en cuenta el coste recaudatorio de la reforma fiscal). Se trata de un avance moderado de los ingresos si se compara, por ejemplo, con el aumento del 14,1% registrado del 2005.

El Gobierno se compromete a mantener el superávit de las cuentas públicas hasta el 2009. En concreto prevé sendos excedentes del 0,8% del PIB para el 2008 y el 2009. Durante los tres próximos años, las cuentas del Estado conseguirán un superávit del 0,2% del PIB. Tanto las autonomías como las corporaciones locales anotarán un déficit del 0,1% en el 2007, y entrarán en equilibrio a partir del 2008. Para la Seguridad Social, se prevé un superávit del 0,7% en el 2007 y del 0,6% en los 2 años siguientes.

Solbes subrayó que los objetivos se han basado en una política fiscal "prudente", que ayudará a corregir la inflación y el déficit exterior, y a afrontar los retos futuros. Entre estos retos, destacó el envejecimiento de la población, que elevará el gasto en pensiones y asistencia.

La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, aseguró que España podrá seguir creciendo y "ahorrando" para el futuro, reduciendo el endeudamiento público al tiempo que se asumen otros compromisos económicos.