La Audiencia Nacional condenó ayer al empresario Benedicto Alfaro a seis años de cárcel y a pagar una indemnización de nueve millones de euros (1.500 millones de pesetas) por haber estafado al intermediario Baltasar Egea. Este se suicidó tras matar a su mujer y a su hijo en mayo de 1993 por no poder hacer frente a las deudas después de que el empresario se negara a devolver el dinero que le había prestado.

La sentencia declara probado que el empresario, como presidente del grupo de distribución comercial Alfaro, ideó un plan para lograr financiación, ya que no podía acceder a las entidades financieras por su "precaria situación económica". Alfaro --dice la sentencia-- logró que el broker le prestara dinero de sus clientes. Ese capital era opaco fiscalmente y el empresario sabía que si no lo devolvía no se le podría reclamar.