El mandato como director del Banco Central de Italia durará siete años no renovables y dejará así de ser vitalicio como hasta ahora. Además, las decisiones de la entidad deberán ser tomadas colegialmente. Estos son algunos de los cambios aprobados ayer por el Gobierno de Silvio Berlusconi para hacer frente a la crisis del banco emisor italiano, aunque el Ejecutivo ha traspasado la decisión sobre esta reforma al Parlamento.

Las medidas no tendrán efecto retroactivo, por lo que el actual director de la entidad, Antonio Fazio, principal motivo de la polémica con esta institución, podría seguir teóricamente al mando del mismo durante otros siete años. Es previsible que el Banco Central Europeo (BCE) endurezca su actitud con respecto a Fazio, toda vez que el Gobierno italiano no ha tomado ninguna decisión directa sobre el interesado.

La reforma sale al paso de la alarma que cundió en las instituciones económicas italianas y europeas por el presunto favoritismo de Fazio con relación a dos contra OPA bancarias. Las promovieron un grupo de industriales italianos del sector inmobiliario que actualmente investiga la magistratura, como alternativa a dos OPA lanzadas por el BBVA y por ABN--Amro sobre la Banca Nazionale del Lavoro (BNL) y la Banca Antonveneta, respectivamente.

ACCIONARIADO La reforma delega también al reglamento de aplicación los cambios en la composición accionarial del banco central, del que forman parte algunos bancos italianos. Luciano Violante, jefe de los diputados Democráticos de Izquierdas, consideró que tras la reforma Fazio debería dimitir.