Con la victoria de Obama en las elecciones de Estados Unidos, no esperamos cambios significativos en los mercados a corto plazo. Especialmente porque esa victoria ya había sido anticipada por las bolsas". El comentario de John Sihn, estratega de Merill Lynch, explica el poco entusiasmo de ayer de los parquets, que recogieron beneficios, después de que la jornada anterior sumaran alzas significativas. También Wall Street abrió con descensos y llegó a caer el 2,9%. La víspera, sin embargo, había cerrado con un repunte del 3,2%, anticipándose a la euforia de los demócratas.

Con todo, la decisión de los votantes no tiene siempre un impacto directo en los parquets. Y en las actuales circunstancias de crisis financiera, la repercusión de las decisión políticas --para bien y para mal del mercado-- ya se había dejado notar durante el último mes y medio. Así, con o sin Obama, los inversores asumen que la economía estadounidense va hacia la recesión. El último dato que lo refleja es el de destrucción de empleo de la firma privada ADP, que aseguró que en octubre desaparecieron 157.000 empleos. La cifra es relevante en una semana en la que las autoridades publicarán los datos oficiales de paro, que podrían sobrepasar el 6,1%, su cota más alta en los últimos 5 años. La urgencia por ejecutar los planes para reactivar la economía pesa más que las aportaciones del programa demócrata. Por esa razón, algunos expertos señalan que el tema clave es el traspaso de poderes de la Administración de Bush. "El proceso de transición está inusualmente avanzado. El Departamento del Tesoro, la Reserva Federal y la Casa Blanca se encuentran con plantillas muy cortas", dice Merrill Lynch.

Pese a la repercusión limitada, el efecto Obama se deja notar: "Las empresas de energías alternativas se han beneficiado de la política medioambiental de Obama con una subida de cotizaciones", explica el analista Fernando Fernández.