El último sondeo coloca a los laboristas en tercer lugar en las intenciones de voto de los británicos, pero Gordon Brown no tiene la menor intención de ceder el liderazgo. "Son los luchadores y los convencidos los que cambian el mundo, nosotros hemos cambiado el mundo antes y lo vamos a hacer de nuevo", afirmó ayer al dirigirse a los militantes reunidos en la conferencia anual de Brighton.

El primer ministro presentó durante más de una hora un programa electoral para la reconquista de las clases medias con menor poder adquisitivo en los comicios generales del próximo mes de junio. Son las mismas clases medias a las que los conservadores tratan que seducir. Brown hizo lo que pudo para destrozar la imagen de cambio que David Cameron pretende dar de los tories, marcando las diferencias que les separan. Una y otra vez, Brown repitió que mientras los suyos trabajan para la mayoría, los conservadores lo hacen para una élite pudiente.

En su alocución, Brown apuntó a los problemas más comunes con que se enfrentan los hogares británicos en la actual crisis económica. Prometió un incremento de presupuestos para las escuelas y guarderías públicas a partir de los dos años, la creación de un servicio nacional de ayuda para el cuidado de ancianos a domicilio y el aumento anual del salario mínimo.

Brown también defendió la sanidad pública y anunció un nuevo servicio para una prevención más rápida del cáncer. Todo eso --advirtió-- estará en peligro si los conservadores retornan al poder.

LOS PRESUPUESTOS El recorte del gasto público en los presupuestos será el gran caballo de batalla electoral en el Reino Unido. Brown ha reconocido que será necesario, pero aún no ha nombrado los servicios que se verán afectados. En Brighton repitió que el próximo Gobierno laborista aumentará los impuestos a los ciudadanos con rentas más altas e impondrá mayores controles a los banqueros.

El primer ministro retomó la agenda de uno de los temas favoritos de su predecesor, Tony Blair: el combate al gamberrismo y a los comportamientos antisociales que, al hilo del drama de Fiona Pilkingston, ha vuelto al primer plano de la actualidad. Esta madre, al cuidado de una hija con profundas discapacidades, sufrió durante más de 10 años, en soledad y sin que la policía interviniera, las amenazas y el acoso de una banda de adolescentes de su vecindario, en el pueblo inglés de Barwell, hasta que optó por matar a la joven y quitarse la vida.

Brown propone expulsar de sus domicilios a las 50.000 familias conflictivas que hay en el Reino Unido y forzarlas a seguir un plan de control y vigilancia. También es polémica la iniciativa de crear una red de casas supervisadas para las madres solteras de menos de 18 años.