Si el río baja caudaloso, habrá que vadearlo; todo, con tal de que no arrastre a todos. Esta es la idea que han sacado los sindicatos CCOO y UGT en los cuatro días de intensas conversaciones con el Gobierno sobre las pensiones, en los que se han puesto sobre la mesa ideas y reformas importantes para hacer frente a las malas perspectivas económicas con las que se ha presentado el 2011. Por eso, las centrales propusieron ayer un acuerdo global entre el Ejecutivo y los agentes sociales, con el respaldo de las fuerzas políticas, que garantice la cohesión social y la recuperación económica en el que el futuro de las pensiones sería una pieza determinante.

El primero que lanzó la idea fue el líder de CCOO, Ignacio Fernández Toxo, en declaraciones a la SER, y después ante los casi 200 miembros del consejo confederal de la organización convocados para debatir sobre la reforma de las pensiones. En Barcelona, el número dos de UGT, Toni Ferrer, abogó también por un "compromiso" político y social que "asiente las bases estratégicas para el cambio del modelo productivo".

También el ministro de Trabajo, Valeriano Gómez, se mostró dispuesto a introducir en la mesa negociadora otras reformas, además de las de las pensiones. Sería una manera de desbloquear el tema de la jubilación, que enfrenta a ambas partes y no tiene visos de solución, evitar la confrontación social que supone una huelga general y enviar un mensaje unitario a toda la sociedad, así como calmar a los mercados. La fecha límite para "explorar" la posibilidad de un acuerdo general es el 25 de este mes, día en que el pleno del Congreso debatirá las recomendaciones del Pacto de Toledo.

Además del futuro de las pensiones, el pacto incluiría temas como la precisión de aspectos de la reforma laboral, planes de choque de empleo para jóvenes y parados de larga duración, delimitación de la negociación colectiva y las políticas industriales y energéticas.