China ha incrementado esta semana por sorpresa los precios de la gasolina, el gasóleo y el queroseno para aviación. La subida es de 500 yuanes (unos 50 euros) por tonelada, casi del 10%, se empezó a aplicar el pasado jueves y es la primera en 18 meses.

La medida es un balón de oxígeno para las refinerías nacionales, que se quejaban de que la escalada de precios internacionales del crudo les recortaba los beneficios. Pekín mantiene bajos los precios del combustible para controlar la inflación, que se ha disparado por el encarecimiento de los alimentos. Consumidores y medios de comunicación han culpado a las refinerías de crear una falsa crisis para forzar la subida.