Varias organizaciones de consumidores respaldan los planes del Gobierno para acabar con una tarifa de la luz "artificialmente baja" e introducir un nuevo modelo cuyos precios reflejen los costes reales de producir y suministrar la energía. Trasladar a los consumidores los costes de producción supondría hoy una subida muy fuerte, del 30%, en el recibo de la luz. Por eso, la Confederación de Cooperativas de Consumidores de España (Hispacoop) defiende que el "cambio de criterio" (sustituir precios "políticos" por precios reales) se implante "de forma paulatina", "a lo largo de 10 o 15 años", según explicó su secretario general, Ignasi Faura.

Puede resultar llamativo que organizaciones de consumidores acepten un cambio de modelo de la tarifa eléctrica cuyo primer efecto implica una subida potente del recibo de la luz, pero Hispacoop plantea una condición previa, y así se lo trasladó ayer Ignasi Faura a la Comisión Nacional de Energía (CNE), a través de su director de Relaciones Exteriores, Rafael Durbán, en el acto de presentación de un estudio europeo sobre regulación del mercado energético. Para la Confederación de Cooperativas, lo primero es que la CNE garantice que los precios en el mercado son transparentes y que no son artificialmente altos por la manipulación de las empresas, como siempre se reprochan unas a otras. "¿Cómo van a entender los consumidores una fuerte subida de precios al mismo tiempo que las compañías eléctricas cada vez ganan más dinero?", preguntó ayer Faura a Durbán. Este admitió que la CNE aún tiene "mucho que hacer" para eliminar toda sospecha de manipulación de los precios de mercado.

Cuanto más alto es el precio de mercado, mayor es su diferencia con el precio de la tarifa ("artificialmente baja"). En la misma medida, más crece el "déficit de tarifa" que se genera (la diferencia entre el precio del mercado y la tarifa será este año de unos 3.500 millones) y, con él, la deuda que los consumidores tendrán que pagar durante décadas en el recibo (que este año alcanzará la suma de 8.000 millones).

El reconocimiento del déficit tarifario es unos de los factores que permite a las compañías presentar lustrosos beneficios. También es uno de los epígrafes que encarecerá el recibo de la luz los próximos 20 años.

PROBLEMA EUROPEO Hispacoop y su homóloga europea Eurocoop, presentaron ayer en Madrid las conclusiones de un estudio elaborado por las cooperativas de consumidores de Italia, Portugal y España cuya principal conclusión es que si Europa opta por un mercado liberalizado de la energía, deben desaparecer los "precios políticos" en todos los países.

Según el secretario general de Eurocoop, Rodrigo Gouveia, "en un mercado liberalizado, los consumidores deben tener capacidad de cambiar de suministrador, pero si en el mercado regulado se fija un precio político, por debajo de los verdaderos costes de suministro, no existe la posibilidad de cambiar".

El desfase entre los precios y los costes de producción genera el llamado "déficit tarifario". "No nos podemos engañar, porque este déficit será pagado por los consumidores futuros", advirtió Gouveia, en sintonía con el planteamiento del Gobierno.

Según el estudio, "se puede estar creando una situación insostenible de precios artificialmente bajos y un déficit tarifario cuyos costes serán cuantiosos en el futuro y tendrán que ser cubiertos por los clientes o por los ciudadanos en general, a través de las cuentas públicas".