La gravedad de la desaceleración económica, mucho más profunda de lo previsto en un primer momento, va a obligar al Gobierno a revisar sus pronósticos de crecimiento para este año mucho antes de lo habitual. El vicepresidente económico anunció ayer que su departamento desvelará la nueva previsión "muy pronto", cuando lo habitual es hacerlo entre junio y julio, con motivo de la preparación del proyecto de presupuesto para el ejercicio siguiente.

El nuevo pronóstico de crecimiento estará cerca del anunciado hace un par de semanas por el Banco de España (2,4% para este año y 2,1% para el siguiente), pues Pedro Solbes lo juzgó como una "buena referencia". De confirmarse estas tasas, supondrán una gran caída frente a las estimaciones oficiales todavía vigentes, que pasaban por un crecimiento del 3,1% y del 3% en cada uno de los dos ejercicios. El vicepresidente apostilló que está "terminando los números", y recordó que el consenso de los analistas arroja una media del 2,3% y el 1,9%, lejos del 1,9% y 1,7% que pronostica el Fondo Monetario Internacional. Fuentes de su ministerio dijeron que es probable que la revisión se presente en las dos próximas semanas.

DIGESTION PESADA Solbes restó importancia a la crisis de forma muy gráfica: "Esto pasa cuando alguien se da un atracón de algo la construcción y luego tiene que pasar una temporada para digerirlo". La pesadez de estómago durará, a su juicio, un par de años. Defendió que el plan de choque impulsado por el Gobierno aportará dos o tres décimas de crecimiento este año.

El mayor problema, reconoció, es el impacto de la crisis en el desempleo, que podría crecer desde el 8,6% hasta el 10% en el peor de los escenarios. El incremento del paro afectará al superávit presupuestario, porque disminuye los ingresos fiscales y aumenta los gastos. El secretario general de Empleo, Antonio González, apuntó que los gastos por desempleo crecerán este año un 13%, dos décimas mas de lo previsto en los presupuestos.