La ex presidenta de Gescartera Pilar Giménez Reyna declaró hoy ante la Audiencia Nacional que aceptó este cargo por la "confianza" y "cariño" que tenía hacia el principal imputado del juicio oral, Antonio Camacho, ya que no sabía nada del desfase patrimonial millonario de la agencia de valores. En la cuarta sesión de la vista oral por este escándalo financiero, el propietario de Gescartera aprovechó también para asegurar, a preguntas de su defensa, que Gescartera tenía un superávit en 2001, año en el que fue intervenida, de 18,03 millones de euros.

Para Camacho, después de salir de las pérdidas de 8.000 millones de pesetas en 1999 y de 1.200 millones de pesetas en 2000, la progresión era "positiva" y había inversiones en valores estratégicos como Radiotrónica (Avanzit) y Sniace, con lo que hoy, a juicio de Camacho, "sería una de las sociedades más importantes en el sistema financiero español". Pese a que Camacho indicó hoy que era "imposible" estar al tanto de las 44.624 operaciones de bolsa que se hicieron en el 2000 con compras por 66.000 millones de pesetas (396 millones de euros), Pilar Giménez Reyna comentó, a preguntas del fiscal, que "hacía y deshacía" en la agencia de valores porque "era el dueño de la casa".

También Giménez-Reyna negó que Camacho le eligiese para este cargo por ser hermana de Enrique Giménez-Reyna, ex secretario de Estado de Hacienda, ya que en aquella fecha era director general de Haciendas Territoriales, y sólo aceptó por haber trabajado con Camacho en Gaesco y creer en él. "Yo le dije: no quiero poderes y no me importa ser un objeto de decoración", reconoció Pilar Giménez Reyna, quien dejó claro que, para ella, después de conseguir múltiples inversores para Gescartera como la ONCE y muchas instituciones religiosas, la intervención de la agencia de valores ha sido una "hecatombe", un "diluvio" y una "tara" en su vida.

A preguntas del fiscal, pues Pilar Giménez Reyna rechazó contestar a las preguntas de las acusaciones y otras defensas, la ex presidenta de Gescartera limitó la intervención de su hermano a varios consejos sobre la notificación a la CNMV de operaciones de devolución de préstamos dados a grandes clientes que, según Camacho, tenían tipos de interés por encima del 15 por ciento. También reconoció que la relación con su hermano Enrique ahora no es buena y que la comida que mantuvieron ellos dos, Antonio Camacho, la ex presidenta de la CNMV en 2001, Pilar Valiente, y el responsable del organismo supervisor Antonio Botella fue "intrascendente" y "protocolaria", ya que no se resolvió ningún aspecto sobre los clientes ni los fondos de Gescartera y sólo se habló de la transformación de la sociedad en agencia de valores.

Incluso el fiscal le preguntó por una inscripción en su agenda, el 29 de abril de 1999, en la que figuraba el texto: "Aguantar en la inspección (de la CNMV) con Gescartera, no dar nombres de los cheques al portador (con el que se liquidaba a los prestamistas), no somos la Agencia Tributaria". A ello, Giménez Reyna replicó que Camacho estaba "obsesionado" con la CNMV pues en el Consejo del organismo supervisor había dos partes, una encabezada por David Vives en contra de Gescartera, a quien, según las anotaciones de la agenda de la ex presidenta, Pilar Valiente "dio un revés".

En otro momento de la declaración, la ex presidenta de Gescartera señaló que no sabía nada de los cheques falsos por 24 millones de euros (4.000 millones de pesetas), que pararon un expediente de la CNMV en 1999, ni del agujero patrimonial que intentaba tapar la sociedad instrumental "Martin Investments" en 2001, poco antes de la intervención. Giménez Reyna llegó a pensar que el dinero está en Estados Unidos, en esta sociedad, hasta que su abogado le dijo que el documento sobre esta compañía era "falso", tras asegurar que sus funciones se limitaban al terreno comercial para captar clientes.

Camacho -relató- era "el dueño de la casa", quien tenía que dar cuenta de las inversiones de los clientes y lograba que las rentabilidades llegasen en algunos años al 12 y el 13 por ciento. "Desde 1990 Camacho me pareció una persona honrada, mi confianza fue absoluta con él y, hasta el 14 de junio de 2001, nunca he tenido una mínima duda de que estaba en una casa honrada y no en una cueva de ladrones; no pensé nunca que faltaba dinero", señaló la acusada de apropiación indebida.

Precisamente, Giménez-Reyna recordó como, el día de la intervención, una vez que se enteró de que había unos certificados falsos y se le cuestiona sobre el paradero del dinero, se encuentra con Camacho, le agarró por las solapas de su traje y le preguntó: "¿dónde está el dinero?". "¿Cómo puedo yo dudar de esta persona y saber que me está encasquetando la presidencia de la sociedad con lo que me he enterado ahora que significa ser presidenta?", señaló la ex presidente de Gescartera quien se quejó ante el fiscal: "me han llamado tonta de todas las maneras".

Esta frase provocó la intervención de la presidenta del Tribunal, Carmen González Campos, quien le recordó que la Sala de lo Penal no juzga a las personas sino hechos que pueden ser constitutivos de delito, a lo que el fiscal Vicente González Mota añadió que nunca ha sido su intención faltarle el respeto.