Concienciación social o ética? Son términos que se parecen pero que no son iguales. Y eso es lo que ocurre con las cincuentenarias escuelas de negocios que tienen su sede en la capital de Cataluña: IESE y Esade.

La concienciación social es un concepto que Esade, en la que además de posgrados también se imparten licenciaturas, emplea con más asiduidad; mientras que la ética forma parte del ideario del IESE, donde la educación es exclusiva para directivos y empresarios que ya tienen carrera. Como centros más complementarios que alternativos, a lo largo de casi 52 años, han hecho de Barcelona un referente internacional.

Ambas dicen haber padecido con menor crudeza la crisis que las instituciones que nutrían de ejecutivos a la banca de inversión --Lehman Brothers, Merril Lynch, etcétera--, una actividad que la debacle financiera barrió de un plumazo.

Muchas escuelas de EEUU, centradas en captar alumnos basándose exclusivamente en índices de inteligencia muy altos en los tests de ingreso (GMAT) --un estándar internacional--, se olvidaron de la vertiente humana. De esta forma inculcaron a sus alumnos la misión de promover el crecimiento del valor para el accionista, a toda costa y contra viento y marea, así como el de sus retribuciones propias. Ese cortoplacismo en Europa se modera gracias a un enfoque más humanista, aseguran las dos escuelas barcelonesas.

Sea como fuere, tanto Esade como el IESE han soportado el terremoto financiero y económico que comenzó en el 2008. Y se mantienen en el top de las clasificaciones internacionales de su actividad. Pero eso no impide que extraigan conclusiones sobre las relaciones que mantienen el ámbito académico y el empresarial, así como el rol y las responsabilidades que deben asumir estas aulas llenas de futuros líderes, emprendedores y directivos.

"Muchas escuelas estaban reproduciendo lo peor de la cultura empresarial. Aquí preferimos formar a gente con un nivel de conciencia social más alto", explica Carlos Losada, director general de Esade. "Todos tenemos que hacer un examen de conciencia. IESE ha hecho el suyo. ¿Hemos enseñado a la gente a ser demasiado ambiciosa? Creemos que no ha sido así. Pero debemos pensar y poner un énfasis todavía mayor en la responsabilidad de los consejos de administración", según entiende Jordi Canals, director general de IESE.

En opinión de Canals, a lo largo de los últimos años se ha vivido una etapa en la que "los consejos de administración se han dejado llevar demasiado por la presión del consejero delegado por los resultados".

Por su parte, Losada recuerda que cuando se fundó Esade una de las obsesiones fue "formar a profesionales muy capaces, pero con sensibilidades que suelen quedar al margen de la inhumanidad de las organizaciones. No queremos kumbayás, pero tampoco tiburones". El objetivo último es "tener una enraizada concienciación social y humana porque la empresa está en la sociedad, no fuera de ella".

En IESE la apuesta se traduce también en "una empresa que está dentro de la sociedad". Y eso conlleva "un modelo de eficiencia y rendimiento, pero no como única y última meta", dice Canals. Profesores de IESE fueron pioneros en disciplinas tan de moda hoy como la responsabilidad social corporativa.

En cuanto al compromiso, al director general de Esade le gusta recordar el papel desempeñado por su institución como defensora de la democracia en los años de la dictadura, lo que, a su entender, supone un claro hecho diferencial.

Por ejemplo, en la década de los años 70, permitió que en sus instalaciones se reunieran líderes empresariales y sindicales, pese a que las centrales estaban todavía prohibidas por el régimen de Francisco Franco. Losada extiende hacia el futuro ese sentido del compromiso y resalta que una de las responsabilidades de la escuela consiste en "ayudar a crear el nuevo modelo productivo" que requieren la economía catalana y española. En ese contexto precisamente se enmarca el recientemente abierto centro de innovación Creàpolis, en Sant Cugat del Vallès.

Nacidas el mismo año, en 1958, las diferencias de los dos centros docentes surgieron en ese mismo momento. Y se concretan, desde entonces, en dos modelos de enseñanza y de preparación de directivos distintos, como lo son sus instituciones fundadoras: el Opus Dei, creador de la universidad de Navarra y a la vez propietaria del IESE; y la Compañía de Jesús, en el caso de Esade, que tiene el 50% de la fundación que controla la organización. La otra mitad está en manos de representantes de la sociedad civil y empresarial.

Cientos de ejecutivos y emprendededores de primer nivel han pasado por las aulas de ambas. Algunos han estudiado incluso en las dos. Canals asegura que en su institución se apuesta por una "visión holística en la formación, sin poner el énfasis solo en la preparación técnica".