China es la gran esperanza de la economía mundial, pero también la mayor amenaza. La cumbre del Foro Económico Mundial que se clausuró ayer en Davos (Suiza) confirmó al gigante asiático como motor de la economía internacional en sustitución de Estados Unidos, que empieza da dar síntomas de menor consumo interno.

Frente a la visión de China como una fábrica mundial con costes altamente competitivos y tasas de crecimiento del PIB próximas al 10%, los expertos reunidos en el Foro de Davos resaltaron especialmente su potencial como motor para el consumo mundial. El viceprimer ministro chino, Zeng Piyan y el presidente del banco central de este país, Zhou Xiaochan, se comprometieron a emprender medidas para potenciar el consumo interno y a no dar prioridad a la exportación a los países ricos.

CAMBIO Ese giro en la política económica es una buena noticia para las empresas exportadoras europeas, aunque dibuja un cambio radical de los mercados de gran consumo, marcado por los gustos asiáticos. Ese plan es una amenaza también para los mercados energéticos, incapaces de crecer al mismo ritmo que la demanda interior china.

India fue también protagonista del Foro, aunque aún requiere de reformas sociales para ser un gigante mundial. Los más de 2.300 participantes en el encuentro consideraron que las amenazas para la estabilidad mundial son los desastres naturales, las crisis sanitarias y el alza de los precios energéticos.

En una cumbre marcada por una menor asistencia de jefes de Gobierno que otros años, la repercusión mediática del Foro vino más de la mano de personajes conocidos como el cantante Bono, los actores Angelina Jolie, Brad Pitt y Michael Douglas, el millonario Bill Gates y el exfutbolista Pelé.

El expresidente del Banco Mundial James Wolfensohn fue la voz más crítica ayer en la clausura: "Mientras que la gente con dinero no se dé cuenta de que su nivel de comodidad se sustenta en gran parte en la calidad de vida de la mayoría, no se podrá hablar de un mundo mejor".