En su declaración ante la policía, Jér´me Kerviel aventuró que sus tomas de posición en los mercados de los índices europeos hubieran podido acabar siendo ganadoras si la SG no las hubiese liquidado antes de tiempo. Sus abogados acusaron a la SG de causar las pérdidas, ya que las posiciones tomadas por su cliente tenían un saldo favorable de "cerca de 1.500 millones de euros" a 31 de diciembre del 2007. Según ellos, el banco decidió "en condiciones completamente anormales liquidar" posiciones por 50.000 millones de euros, "que habrían podido enderezarse con el tiempo", y levantó "una cortina de humo" con las acusaciones a Kerviel para ocultar otras pérdidas.