El Ecofin del 25 de noviembre del 2003 decidió "poner entre paréntesis, de momento", el procedimiento previsto para los países con déficit excesivo, como había recomendado la Comisión Europea, y propuso un programa en materia presupuestaria al Gobierno francés.

París tendría en adelante que rendir cuentas semestrales al Ecofin sobre el cumplimiento de esos deberes impuestos. Entre ellos se citaba la necesidad de reducir en el equivalente al 0,8% del PIB el déficit en el 2004 y de medio punto en el año siguiente. Se trataba de acabar con el exceso de déficit en el 2005, pero se recomendaba al Gobierno francés que después de esa fecha tratara de reducirlo en medio punto anual hasta conseguir el equilibrio presupuestario: déficit cero.

También se instaba a París a rehacer su estrategia, haciéndola más coherente con la realidad, y a que la volviera a presentar en diciembre.

El primer ministro francés, Jean-Pierre Raffarin, reaccionó tras la decisión del Tribunal Europeo subrayando que el pronunciamiento no pone en cuestión la política presupuestaria francesa, que según fuentes próximas al mandatario está orientada a responder a los criterios europeos de las reformas necesarias, la contención del gasto y la política de crecimiento.

Tras subrayar que no se sabe qué consecuencias tendrá la decisión para Francia, los mismos medios señalaron que tendrá que ser el Ecofin quien evalúe las repercusiones de la sentencia tanto en lo referente al caso de Francia y Alemania como a las relaciones entre el Consejo de Ministros de Economía y la Comisión Europea.

Nicolás Sarkozy, titular de Economía, subrayó que el fallo coincide con su punto de vista sobre cómo se debe gestionar el gasto público para reducir los déficits, con arreglo a la situación de Francia en Europa y sus obligaciones europeas.