Estado de un cuerpo cuando fuerzas encontradas que obran en él se compensan destruyéndose mutuamente. Esa es la definición de equilibrio que ofrece la RAE. Aplicado a economía, es una teoría que defiende, a grandes rasgos, que el precio de un bien en el mercado depende de su valor intrínseco (costes y otros factores), pero también del precio del resto de bienes disponibles, que interactúan entre sí.

Las teorías no dejan de ser especulaciones, pues no han llegado a la categoría de leyes científicas. Pero si la tomamos por buena, resulta fácil concluir que la bolsa y la economía española están congeladas en este comienzo de año. Ni las noticias positivas ni las desalentadoras acaban de decantar a los inversores, quienes, por otra parte, deben estar en buena medida aún de vacaciones, porque las cifras de negociación siguen siendo bajas.

Sentó bien ayer a la deuda pública la decisión del BBVA de reabrir el mercado de deuda privada de la banca española, cerrado desde noviembre, con una emisión de cédulas que obtuvo una buena demanda pero que obligó al banco de origen vasco a pagar mucho más que entidades como la holandesa ING o la francesa BNP. Las desventajas de ser español en estos días inciertos...

La iniciativa del banco, a la que probablemente podría sumarse en breve el Santander (ya lo hicieron las dos entidades a comienzos del año pasado), contribuyó a que la diferencia entre el bono español a diez años y el alemán de referencia, indicador del riesgo de impago que percibe el mercado en el Estado, descendiese de un nivel superior a los 250 a los 242 puntos básicos.

Los mercados interpretan que si los grandes bancos se atreven a salir al mercado es porque estiman que las cosas mejoran. Además, suelen liderar un proceso al que luego se suman otras entidades, lo que podría contribuir a disipar las dudas sobre la viabilidad del sector financiero.

Pero ni esa buena noticia, ni la tímida reducción del paro en diciembre, ni el anuncio del presidente del Gobierno de que el déficit del 2010 será menor del previsto, ni los movimientos corporativos (se dice en el mercado que ACS podría seguir comprando acciones de Iberdrola hasta alcanzar el 25%) lograron levantar las alas de la sesión.

El Ibex 35 terminó totalmente plano, en los 9.888,4 puntos (apenas 0,1 puntos más que en la víspera). El selectivo lleva cuatro semanas atrapado en un movimiento lateral y no da muestras de ser capaz de superarlo. Cosas del equilibrio entre compradores y vendedores.