La ofensiva diplomática del Gobierno español para conseguir la presencia del jefe de Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la cumbre mundial del próximo 15 de noviembre en Washington ha recogido algunos frutos. España, que no ha sido invitada por el presidente estadounidense, George Bush, anfitrión del encuentro, recibió ayer apoyos en las instituciones europeas.

De manera oficial, EEUU ha cursado invitaciones a los países del G-20, un grupo al que no pertenece España y en el que están representadas las siete primeras economías del planeta junto a los estados emergentes, entre los que se hallan los asiáticos y Brasil. Según fuentes de la Casa Blanca, España estará representada por medio de la UE y su ausencia nada tiene que ver con las malas relaciones diplomáticas entre Zapatero y Bush.

Lo cierto es que al encuentro de la capital norteamericana no solo asistirán los miembros del G-20. También han sido convocados por la diplomacia de EEUU los principales responsables de instituciones económicas como el Fondo Monetario Internacional, la ONU y los responsables de los principales bancos centrales. El motivo de tal movilización es la trascendencia que se concede a esa reunión, que pretende reformar el sistema financiero internacional tras la última crisis.

"No cabe la menor duda de que España debe participar, aunque está en manos de los organizadores cómo debe tomar parte. Está absolutamente claro que en esa cumbre se justifica la presencia de España en el proceso de reforma global por motivos históricos", afirmó ayer taxativo el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet, en el transcurso de un acto celebrado en Madrid. Trichet dijo que se trataba de un país "muy importante" y que, por tanto, su presencia está "absolutamente justificada".

También la diplomacia de Bruselas se ha alineado con la reivindicación del Ejecutivo español. Ayer, la comisaria de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, transmitió a Rodríguez Zapatero que el Gobierno de la UE está a favor de que España participe en la cumbre financiera. Zapatero recibió en la Moncloa a la comisaria comunitaria para tratar sobre la situación financiera internacional, entre otros temas. Ferrero-Waldner coincidió con el presidente en que se tengan en cuenta las experiencias que el modelo español puede aportar para salir de la crisis.

Hasta el expresidente cubano Fidel Castro terció en el debate en un artículo en el que atribuyó a la "actitud rencorosa" de Bush con Zapatero --"no le perdona la retirada de las tropas españolas de Irak", escribe-- que España no esté invitada.

También se puso al lado del Gobierno el secretario general de CCOO, José María Fidalgo, quien, además, criticó que la dirección del PP "tardara tanto" en reclamar y apoyar la presencia de los representantes españoles en la reunión del G-20.

CONTACTOS PREVIOS Los mandatarios de Francia, Gran Bretaña y Alemania han iniciado ya una frenética ronda de contactos para preparar la cumbre. El presidente francés, Nicolas Sarkozy, recibirá mañana en Versalles al primer ministro británico, Gordon Brown, quien, a su vez, se reunirá el jueves con la cancillera alemana, Angela Merkel. Los tres países pertenecen al grupo de países más industrializados (G-7), integrados en el G-20 convocado por George Bush.