La sospecha de que el escándalo por fraude fiscal que recorre Europa podía salpicar a España se confirmó ayer. La Agencia Tributaria confirmó que ciudadanos españoles forman parte de los listados del banco LGT de Liechtenstein que cayeron en manos de los servicios secretos alemanes y que han puesto al descubierto una gigantesca operación de evasión de capitales y de ocultación fiscal en varios países de la Unión Europea.

Los datos de esos ciudadanos, ahora en manos de Hacienda, están siendo investigados por técnicos de la Agencia Tributaria para dirimir si basta con abrir inspecciones tributarias o si es necesario remitir los expedientes a las autoridades judiciales una vez se compruebe la existencia de indicios de delito fiscal.

El fisco español no trabaja solo. Sus pesquisas forman parte de una actuación coordinada entre las administraciones tributarias de Alemania, Australia, Canadá, Francia, Italia, Nueva Zelanda, Suecia, Reino Unido y EEUU, entre otros países.

Las investigaciones nacieron al descubrirse cuentas y depósitos bancarios en el paraíso fiscal de Liechtenstein cuyo propósito era la opacidad. Esta acción concertada es una recomendación del foro de administración tributaria de la OCDE sobre transparencia y cambio de información.

El escándalo comporta solo en Alemania un fraude fiscal superior a los 200 millones de euros. En esa cifra lo situó ayer la fiscalía de Bochum, especializada en la persecución de delitos económicos. El escándalo se desató después de que el servicio secreto alemán BND comprara un cederrón con una completa lista de ejecutivos, artistas y deportistas de primera línea que habían trasladado sumas importantes de dinero a Liechtenstein, para ser depositadas en bancos o fundaciones establecidas para esconder o lavar capitales.

REGISTRO EN DIRECTO El caso más espectacular afecta nada menos que al expresidente de los correos alemanes, Deutsche Post, Klaus Zumwinkel, que se vio obligado a dimitir después de que las autoridades policiales y de Hacienda registraran su vivienda ante las cámaras de televisión. Según la fiscalía de Bochum, conocida por su dureza en la investigación de fraudes fiscales, en los últimos días se han investigado las residencias y oficinas de 150 sospechosos.

Los implicados en Alemania habían aparcado el dinero en cajas fuertes o lo invirtieron en fundaciones con el asesoramiento de empleados bancarios, causando "un inmenso daño al fisco alemán", según Hans Ulrich Krueck, fiscal alemán que trabaja en el caso. Las autoridades judiciales revelaron que 91 sospechosos han reconocido ya su culpa y han saldado su deuda.