Ahora que el presidente del Gobierno se ha atrevido a pronunciar la palabra "crisis", todo apunta que el término adecuado a partir de ahora es "al borde de la recesión". El servicio de estudios del BBVA, que no se caracteriza por ser alarmista, habla de un "brusco deterioro" de la economía española en el segundo trimestre del año y calcula que el producto interior bruto (PIB) pudo haberse situado su tasa de crecimiento "en el entorno de cero", o incluso por debajo, tras el 0,3% del primer trimestre. Si, como ha admitido el vicepresidente económico, Pedro Solbes, el tercer y cuarto trimestre del año serán peores, la hipótesis de una recesión (dos trimestres consecutivos con crecimiento negativo) gana cada vez más puntos.

Solbes mostró ayer su "respeto" al "magnífico equipo de profesionales" del BBVA, pero matizó que "es muy difícil llevar a cabo previsiones antes de contar con todos los datos". El gobernador del Banco de España, Miguel Angel Fernández Ordóñez, admitió como "evidente" que los datos del segundo trimestre han sido peores en España, pero también en Europa y se atrevió a decir que "no me sorprendería que Alemania hubiera tenido crecimiento negativo".

CORO DE VOCES El BBVA no es el único en situar la economía al borde de la recesión. El primero, fue el servicio de estudios de Funcas y, ayer, el presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, pronosticó un crecimiento nulo en el segundo y el tercer trimestre, incluso "algo negativo" en el cuarto. Admitió incluso que "cabe la posibilidad" de recesión.

La Fundación de las Cajas de Ahorros, Funcas, publicó ayer el panel de previsiones de los 14 principales servicios de estudios del país. La previsión de consenso para el crecimiento del PIB en el 2008 se ha rebajado al 1,7% (cinco décimas menos que en mayo) y la del 2009, al 1%. Se prevé que este año la tasa de paro llegará al 10,2% y la inflación media se situará en el 4,5%.

REFORMA LABORAL En un almuerzo organizado por la Cámara de Comercio Americana en España, el gobernador del Banco de España insistió en la necesidad de una reforma del mercado de trabajo que, entre otras cosas, permita que los convenios colectivos sectoriales incluyan "cláusulas de descuelgue", para las empresas que no puedan asumir las subidas salariales pactadas no tengan que hacer despidos.

Aunque reconoció que los culpables de la inflación en el pasado no han sido los salarios, "sino los márgenes comerciales", Fernández Ordóñez abogó por no vincular los salarios al IPC.

El gobernador insistió en acabar con el plazo obligatorio en el alquiler de vivienda. "Es aberrante que obliguemos al alquiler a cinco años como mínimo, cuando su segmento son los plazos cortos. Si alguien quiere algo a largo plazo, compra", zanjó.