Estados Unidos da por terminada la recesión. El periodo de retroceso de la actividad se prolongó sólo durante ocho meses, de marzo a noviembre del 2001, según explicó ayer el comité de sabios de la Oficina Nacional de Investigación Económica (NBER, por sus siglas en inglés). Esta organización está considerada la principal autoridad en diagnósticos económicos sobre la primera economía mundial.

Pese al optimismo del final de una situación con más efectos en la perspectiva histórica que en la evolución actual de la economía, los expertos advierten de que el empleo y la producción no han empezado a recuperarse "en modo alguno", según un comunicado de la institución. En junio, la tasa de paro llegó al 6,4%, la más alta en nueve años. Además el número de perceptores de subsidio por desempleo alcanzó la cota más alta en dos décadas.

INGRESOS Y VENTAS

Según explicó la entidad, el comité académico "estima que se produjo un aumento de la actividad en noviembre del 2001. Este arranque marca el fin de la recesión que comenzó en marzo del 2001 y el inicio de una expansión". La duración de la última de las recesiones ha estado por debajo de la media de lo que se prolongaron el resto de periodos de retroceso desde la segunda guerra mundial, según este organismo. La NBER siempre se toma su tiempo para certificar la situación de la economía.

En noviembre del 2001 determinó que EEUU había entrado en recesión ocho meses antes. En esta ocasión ha hecho lo mismo. Para certificar el final de la última recesión, la organización se ha apoyado en la progresión del PIB desde noviembre del 2001, en los ingresos de los hogares y las ventas en la industria y el comercio.

Mientras, en Europa, el Banco Central Europeo (BCE) afirma que las reformas estructurales y una orientación constante en la política fiscal en la zona del euro son la máxima prioridad actual.

PACTO DE ESTABILIDAD

En su boletín mensual de julio, el BCE añade que un fuerte compromiso del pacto de estabilidad en los países con desequilibrios presupuestarios mejoraría la confianza. En este sentido, el progreso de las reformas en los mercados de trabajo y de producto "incrementaría el potencial de crecimiento de la zona euro y eliminaría la incertidumbre actual".