Más impuestos, más copago de servicios y prestaciones y una gestión más descentralizada y flexible en un sector público que requiere reformas profundas. Ese es el diagnóstico que hicieron ayer los empresarios, políticos y académicos participantes en la quinta edición de las jornadas de reflexión en Món Sant Benet (Barcelona), organizadas por Esade y Catalunya Caixa.

Fue el eurodiputado socialista Ramón Jáuregui, que suena como candidato a relevar a Celestino Corbacho en la cartera de Trabajo, el que dibujó la agenda de cambios que se requieren para hacer sostenible el Estado del bienestar. Entre ellos mencionó las pensiones, así como la reforma fiscal, la necesidad de au- mentar la corresponsabilidad con los servicios públicos, aunque teniendo en cuenta el nivel de rentas de los ciudadanos; y una gestión "más flexible del empleo público" y la exteriorización de servicios, pero asegurando la universalidad.

En la misma sesión, el profesor de Esade Eugenio Recio, autor de estudios pioneros sobre los problemas del sistema de pensiones, defendió la necesidad de "cambiar la cultura del Estado del bienestar por el concepto de economía social de mercado". La economía social de mercado pone el acento en la función del mercado, lo que permite al ciudadano "ser responsable y gestor de su propio destino". Pero para ello, añadió, es esencial que el Estado garantice la equidad.

Francisco Longo, director del Instituto de Gobernanza y de Esade, se refirió a la "burbuja del servicio público", que juzgó "insostenible". Agregó que, con "el mero recorte no basta", y habrá que hacer "reformas profundas", como que la Administración se vuelque en proteger a los más vulnerables, y estimó prioritario aumentar la productividad de los empleados públicos.