Una ola de optimismo recorrió ayer los mercados financieros --desde Japón hasta Nueva York, pasando por España y todas las demás plazas europeas--, gracias a la decisión del Banco de China de flexibilizar la cotización de su moneda, el yuan. El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean Claude Trichet, afirmó ayer que la decisión "va en la buena dirección", ya que beneficiará "a la propia China", pero también traerá "más prosperidad a nivel internacional para todos los socios".

En las bolsas, subieron con fuerza las acciones de compañías mineras europeas, incluida la española Rio Tinto (4,96%). El gigante mundial del acero, Arcelor Mittal, subió el 5,60%. El del aluminio, Alcoa, ganó el 7,20%. En general, se considera que las mineras, petroleras y compañías de bienes de equipo ganan si a China le resulta más barato comprar materias primas para sustentar su crecimiento. El barril de petróleo Brent escaló 1,28 dólares, hasta 29,50 dólares, ante la expectativa de un aumento de la demanda china. También se consideran ganadoras las firmas de lujo. Alguna de ellas, como Louis Vuitton, ganó ayer el 3,42%. El fabricante de coches BMW subió el 2,7%.

Jean Claude Trichet recordó que la Unión Europea ha enviado en los últimos años varias misiones a Pekín encabezadas por él mismo y por el presidente del Eurogrupo, Jean Claude Trichet, para reclamar la apreciación del yuan. La noticia también ha recibido el aplauso del FMI y, sobre todo, del Tesoro de Estados Unidos, cuyo secretario, Timothy Geithner, había hecho de la fluctuación del yuan una cruzada.

PRESION INTERNACIONAL Por el momento, se trata de un simple anuncio de que el Banco de China va a permitir una cierta fluctuación del yuan, dejando atrás la paridad fija con el dólar en la que se encastilló el gigante asiático en julio del 2008 como un escudo protector ante la crisis global. A lo largo de todos estos años, contar con un tipo de cambio infravalorado frente al dólar (6,8275 yuanes) y al euro (8,45 yuanes) ha permitido a China mantener un elevado crecimiento de su economía gracias a su facilidad para exportar productos a precios baratos.

Las presiones de EEUU y de la Unión Europea para reequilibrar el crecimiento mundial han acabado haciendo mella en el Gobierno chino en vísperas de la reunión que el G-20 celebrará el fin de semana en Toronto (Canadá). Aunque China ha dejado claro que no permitirá una apreciación significativa de su moneda, los mercados financieros celebraron ayer con un festín de subidas lo que interpretan como una nueva palanca de ayuda al crecimiento de los países desarrollados, en particular de Japón, EEUU y Europa.