El FMI bajó hoy en nueve décimas su previsión de crecimiento para España este año, que dejó en el 1,8 por ciento, mientras que en 2009 prevé que el PIB aumente un 1,9 por ciento, unas cifras muy inferiores a los pronósticos oficiales.

En diciembre pasado, el Gobierno español calculó que la actividad económica del país se elevaría un 3,1 por ciento en 2008 y un 3 por ciento en 2009. El Banco de España (emisor) ha sido más pesimista y el 1 de abril estimó que el crecimiento sería del 2,4 por ciento este año y de tres décimas menos en 2009.

Para el Fondo Monetario Internacional (FMI), que suele colocarse en el lado conservador de las previsiones, la ralentización económica en España será más profunda debido a los efectos de la crisis financiera originada en Estados Unidos, que este año entrará en recesión, a su juicio.

Sus datos, contenidos en el informe "Perspectivas Económicas Mundiales", auguran un marcado empeoramiento de las condiciones económicas en España, con más desempleo y más inflación que los previstos en su anterior cálculo de octubre pasado. Entonces había estimado que España crecería un 2,7 por ciento en 2008 y no hizo pronósticos para 2009.

Desde octubre hasta ahora parece haber pasado un siglo en las bolsas, pues los problemas que se creían limitados a las hipotecas de más riesgo en Estados Unidos se han extendido a otros tipos de crédito y han generado la mayor crisis financiera desde la Gran Depresión, según la calificó hoy el Fondo.

Europa se ha contagiado por las inversiones de algunos de sus bancos en el títulos hipotecarios de la mayor economía del mundo, que les han ocasionado pérdidas que han vaciado sus reservas de capital. Como respuesta, la banca ya ha endurecido las condiciones del crédito, que es la savia que corre por el organismo económico.

Eso hará, a juicio del Fondo, que el crecimiento elevado para sus parámetros de la zona euro se ahogará este año y pasará del 2,6 por ciento en 2007 a un 1,4 por ciento en 2008, dos décimas menos que lo calculado en enero.

En 2009 será del 1,2 por ciento, siete décimas menos que lo estimado por el FMI hace menos de tres meses.

El fin del "boom" de la vivienda es un riesgo adicional para España, Irlanda y el Reino Unido, pues aumentará la vulnerabilidad de su sistema financiero, según el Fondo.

La reducción del crédito ya observada podría acelerar la caída en España de los precios de las casas en términos reales, es decir, descontada la inflación, que el Fondo está convencido de que ocurrirá. Ese efecto podría contraer de forma "aguda" el consumo y la inversión inmobiliaria, según el organismo. En este contexto, el Fondo prevé que el desempleo en España suba al 9,5 por ciento este año, frente al 8,3 registrado en 2007, y que en 2009 continúe su escalada hasta colocarse en el 10,4.

Pese al frenazo económico, la inflación este año sumará el 4 por ciento en España, muy por encima del resto de la zona euro, y se moderará hasta el 3 por ciento en 2009, de acuerdo con el informe. El FMI se confesó preocupado por el alza de precios en el área del euro, que en marzo fue del 3,5 por ciento en términos anuales, pero cree que bajará en el 2009 hasta el umbral del 2 por ciento que busca el Banco Central Europeo (BCE).

Dada esa previsible caída, el Fondo cree que Jean-Claude Trichet, presidente del BCE, y sus colegas en Fráncfort "pueden permitirse" una bajada de las tasas de interés, que llevan sin cambios desde julio pasado. En el ámbito financiero, el Fondo instó a las agencias reguladoras de la Unión Europea a lanzar un "esfuerzo coordinado" para convencer a los bancos de que divulguen el volumen de sus inversiones en los títulos estadounidenses de valor incierto y promuevan una contabilidad "más coherente".

Otro de los obstáculos a los que se enfrenta la economía comunitaria es el euro, cuya apreciación mermará sus exportaciones en la segunda mitad del año, según el informe. El FMI cree que la moneda europea está ahora sobrevalorada, lo mismo que el dólar, que debería caer más aún.

Para el sector externo español, el organismo augura una estabilización en un nivel de déficit muy alto, tan sólo superado por Grecia entre los países industrializados.

El agujero de su cuenta corriente equivaldrá al 10,5 por ciento del PIB este año, cuatro décimas más que el año pasado, y al 10,3 por ciento en 2009.