En el comunicado que anoche emitió el Fondo Monetario Internacional (FMI) tras la reunión de su comité monetario y financiero en Washington no aparece la palabra Grecia. La crisis del país heleno y la amenaza de colapso de su deuda, sin embargo, fueron el detonante para hacer que el organismo centrara su compromiso ahora en evitar que se extienda a otros países una crisis similar. Esa es indudablemente la amenaza más inminente para la economía mundial que identifica el FMI una vez que da por asentado el inicio de la recuperación tras la zozobra del sistema financiero.

"Estamos firmemente comprometidos en asegurar unas finanzas públicas sostenibles y abordar los riesgos de deuda soberana", rezaba el comunicado. En román paladino, el Fondo arran- có el compromiso tácito de sus socios de realizar ajustes presupuestarios que contengan los abultados déficits públicos de algunos países. Una iniciativa a la que se sumó la vicepresidenta española, Elena Salgado, en nombre de la Unión Europea (UE): "Mantener la actual expansión presupuestaria durante demasiado tiempo podría llevar a una situación en la que los niveles de deuda sean insostenibles".

EVITAR EL CONTAGIO Atenas está en la mente de todos, pero los detalles sobre cómo se solucionará su crisis están aún en el aire. Ayer mismo, tras reunirse con el ministro de Finanzas griego, Giorgos Papaconstantinou, el director gerente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, y otros líderes europeos, el secretario del Tesoro de EEUU, Timothy Geithner, instaba tanto al organismo internacional como a los gobiernos europeos a actuar "rápidamente" para aplicar un paquete de reformas y apoyo financiero sustancioso y concreto.

Tensiones políticas ante el rescate de Grecia en países como Alemania están ralentizando la negociación y aunque Strauss- Kahn, en rueda de prensa ayer, trataba de calmar las dudas y aseguraba que "el dinero estará listo al final de la negociación, antes de que se alcance la fecha límite", fijada para el próximo mes de mayo, ni siquiera la cifra pactada es definitiva.

Si en Alemania el rescate griego es herramienta política, también lo es en EEUU, el país que más dinero aporta al FMI, donde desde instancias conservadoras se han intensificado las críticas a que sus fondos sirvan para salvar del colapso a un país europeo. Washington, sin embargo, es consciente, como el FMI, de que el riesgo de contagio extendería la crisis más allá de países como Portugal, Italia o España. Y Geithner parece estar aprovechando esta ocasión para recuperar una posición de liderazgo internacional para Estados Unidos en el terreno económico, que peligró cuando su propio sistema financiero estuvo a punto de la bancarrota general y desató una crisis global.

LA BANCA, A SEGUNDO PLANO Ahora que se da por cerrada esa crisis, y ante la amenaza de otra originada en la deuda pública, la reforma del sistema financiero ha pasado a segundo plano. Es un asunto que también ha abordado la reunión del FMI, que anoche apostó por "redoblar los esfuerzos para crear un enfoque colaborativo y consistente para lograr un sistema financiero global estable que pueda apoyar la recuperación económica".

No hay consenso ante propuestas como imponer tasas a bancos según sus resultados y sus riesgos (tampoco en la reunión de líderes del G-20 del viernes). "Las reglas del juego quizá no deban ser las mismas para todos, pero sí deben ser consistentes y coordinadas", dijo Strauss- Kahn, que también llegó a calificar de "miope" la resistencia a esas tasas en países que no han sufrido la crisis financiera.