Iberdrola, la segunda eléctrica española, anunció ayer la presentación de una oferta amistosa de compra por la escocesa Scottish Power, por 17.200 millones. La eléctrica vasca pagará el 52,3% del capital en efectivo, a 5,97 euros por acción y el resto en acciones propias, a razón de 0,1646 nuevos títulos de Iberdrola por cada uno de Scottish. Las sedes de Iberdrola y Scottish Power se mantendrán en sus lugares respectivos, Bilbao y Glasgow.

La compañía energética que preside y gestiona Ignacio Sánchez Galán desde hace seis meses se convertirá así en la tercera de Europa por valor empresarial (64.000 millones de euros), por detrás del gigante alemán E.ON y del francés EDF. La bolsa castigó la cotización de Iberdrola, que cayó el 2,11% y cerró sus acciones en 32,06 euros.

Scottish refuerza la presencia de Iberdrola en EEUU --donde es la segunda en energía eólica-- Gran Bretaña, México y Brasil, según Galán. Pese a la compra, la eléctrica vasca mantiene el compromiso de repartir 1,5 euros de dividendo en el 2009, tal y como fijó en el plan estratégico que presentó el pasado octubre. Los accionistas de la británica recibirán alrededor del 21,4% del capital de Iberdrola, tras realizar la ampliación prevista para la compra.

VISTO BUENO En febrero, según el calendario previsto, la compra recibirá el visto bueno de la Comisión Europea, dado que es una operación de dimensión comunitaria. El 29 y el 30 de marzo, las juntas certificarán el acuerdo. A finales de abril del 2007, la opa habrá finalizado, según el director de estrategia de la firma, José Luis del Valle.

Un eufórico Ignacio Sánchez Galán se presentó ante la prensa pasadas las 12 de la mañana. Los flecos del acuerdo se cerraron a las cuatro de la madrugada, pero todo merecía la pena. Había matado dos pájaros de un tiro: con la compra se saltaba al legislador español y, de paso, alejaba el fantasma de una operación por parte de la ACS de Florentino Pérez, que controla el 10% de Iberdrola y el 35% de la gallega Unión Fenosa.

A ambas críticas respondió Galán. "Esto no es una operación defensiva, sino estratégica y perfectamente estructurada". El ejecutivo no dudó en subrayar que si la operación de Scottish triunfa, la nueva Iberdrola podrá comprar una empresa energética española --por ejemplo, Unión Fenosa o Gas Natural-- y "no tendrá nada en que participar Competencia". Se refería así al Tribunal de Defensa de la Competencia. Al tener un tercio de su negocio fuera de España, solo deberá pedir permiso a la Comisión Nacional de Energía (CNE) si compra una empresa de un sector regulado, el caso de Gas Natural y Fenosa. Con este razonamiento, negó que la adquisición de Scottish impida una fusión con una española. Al contrario, "facilita" la fusión en España: "Ahora dependerá de la Unión Europea y no de las autoridades españolas".

Sobre la intervención de su accionista ACS, aseguró que "mantiene una postura positiva". Explicó que le había llamado uno de los socios de ACS para felicitarle. Probablemente, el financiero Carlos March, al que ayudó a ganar mucho dinero con la venta de Airtel. Sobre sus relaciones con el presidente de ACS, Florentino Pérez, explicó: "He hablado con él. Hablo constantemente y tiene información de todo aquello que puede tener un accionista en tiempo real". ACS no está representada en el consejo de administración. Los ministros de Industria, Joan Clos, y de Economía, Pedro Solbes, y la oposición fueron informados de la compra, según Galán.