El juez Fernando Grande-Marlaska archivó ayer la investigación contra Air Madrid, la compañía que cerró en diciembre del 2006 y dejó en tierra a miles de personas, muchas de ellas con vuelos transoceánicos. Para el juez de la Audiencia Nacional, los directivos de esa compañía aérea no cometieron ningún delito, ya que confiaban en que Aviación Civil iba a aceptar sus propuestas de reestructuración y no a decretar el cierre de la empresa.

EL PUNTO DE INFLEXION Grande-Marlaska rememora, en su resolución, la creación de esta compañía en el mes de mayo del 2004. También explica que Air Madrid vivió su punto "de inflexión" en mayo del 2006, después de que aviación civil detectara "anomalías" que no "eran importantes". A partir de ese momento, esa compañía empezó a ser vigilada y en noviembre los organismos de control informaron de que había "mejorado su situación en comparación con lo que había detectado en el mes de septiembre". También valoraron "la voluntad de cooperación" de la compañía.

Además, en noviembre, Aviación Civil "no requirió" a la compañía aérea "para que adoptara especiales cautelas en lo que se refiere a la venta de billetes", según el juez. Ese organismo alertó de los problemas de Air Madrid el 15 de diciembre del 2006 en una nota de prensa. Por ello, el juez desmarca a los directivos de la compañía de la emisión de los billetes, ya que estos se vendían a través de las agencias de viajes. El dinero de esos boletos "no entró nunca en las cuentas" de Air Madrid asegura el juez, y fue devuelto en el concurso de acreedores.

LA DEFENSA Grande-Marlaska defiende la actuación de Air Madrid porque en el expediente que derivó en la suspensión de actividades "no se encontraba articulado en incumplimientos de la compañía con sus clientes". Por ello, dice que este caso no cabe en el proceso penal.