Tanto el encuentro anual del World Economic Forum (WEF) de Davos como la edición brasileña de su réplica, el Foro Social Mundial (FSM), las maratonianas jornadas sobre una globalización alternativa de Porto Alegre, comenzaron ayer centradas en el combate a la pobreza, la paz y la ayuda a los más necesitados.

Los organizadores del foro alternativo auguran una presencia récord: unas 120.000 personas. El FSM, "que esta vez reivindica como lema la defensa de la diversidad cultural frente a la globalización ultraliberal", vuelve a Porto Alegre después de celebrar en el 2004 su tercera edición alternativa en Bombay.

El retorno tiene una novedad política: el Partido de los Trabajadores, en el poder en Brasil, ya no administra esa ciudad que se convirtió en una referencia del movimiento antiglobalización. Y el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, tampoco cuenta con la unánime simpatía de una heterogénea concurrencia que va desde Oxfam a los defensores de Hugo Chávez, pasando por los más diversos matices.

En el FSM comienzan a consolidarse dos posiciones diferenciadas. Una, más cerca de la socialdemocracia europea y de Lula, que espera que el Foro sea una herramienta de presión más para la reforma de la ONU. La otra línea, más radical, aboga por una postura más firme en contra de la guerra, la deuda externa y el libre comercio

DESAFIOS GLOBALES Mientras tanto, en la ciudad suiza de Davos un numeroso grupo de los más destacados líderes del mundo político, económico y cultural se reúnen desde ayer y hasta el próximo domingo para debatir también los desafíos globales de este año, como la pobreza, el desastre causado por el maremoto en el Sureste Asiático y las perspectivas de paz en Oriente Próximo. El presidente francés, Jacques Chirac, intervino ayer a través de una videoconferencia para proponer la creación de un impuesto mínimo sobre las transacciones financieras internacionales para contribuir a la lucha contra el sida.