Los carburantes vuelven a marcar una clara tendencia alcista, con lo que alejan el espectro de la deflación y, a la vez, resucitan el riesgo de inflación. El gasóleo, el carburante más consumido --en torno a tres de cada cuatro litros vendidos corresponden a carburante diésel--, ha experimentado un encarecimiento de alrededor del 2% en esta misma semana, con aumentos prácticamente a diario, hasta situarse ayer en una media de unos 92 céntimos, según informaciones recopiladas en algunas cadenas de estaciones de servicio. El carburante diésel no alcanzaba la cota de los 90 céntimos por litro desde hace unos seis meses.

En el caso de la gasolina de 95 octanos, el incremento es del 1%, hasta una media de 1,04 euros. Este carburante superó la barrera del euro por litro a medidados de mayo pasado y fue la primera vez desde el pasado mes de noviembre.

Estas subidas están estrechamente ligadas al encarecimiento de la principal materia prima, el petróleo, que acumula un fuerte ascenso durante las últimas semanas. Desde febrero ha subido más del 70%, aunque todavía está en torno al 45% por debajo del nivel de hace un año, cuando alcanzó el récord.

RECORD HISTORICO El entorno de la subida se empieza a parecer a la que el año pasado elevó el precio del barril de crudo por encima del récord histórico de los 145 dólares, con el dólar por encima de la barrera de 1,40 unidades por euro (ayer, el Banco Central Europeo estableció un cambio oficial de 1,4095). Fue entonces cuando el precio del litro de gasóleo superó el nivel histórico de 1,35 euros.

Las diferencias entre el precio de la gasolinera más cara y el de la más barata se sitúan en la actualidad alrededor del 20% en el caso del gasóleo, mientras que en el de la gasolina es del 12%.

Por lo general, las gasolineras que pertenecen a cadenas de súpers, así como algunas independientes de petroleras acostumbran a ser las que establecen los precios más bajos. "El resto, estemos abanderados por quien estemos, solemos poner un precio similar al que marca Repsol, la principal operadora, porque en los últimos meses las ventas han bajado de forma considerable", admite un gasolinero.

El incremento que están registrando los carburantes reaviva el debate que surgió el año pasado sobre la celeridad con la que las petroleras trasladan las subidas del crudo al precio final para el consumidor, mientras que son más lentas cuando se trata de repercutir las bajadas. El precio de venta actual del gasóleo es el 30% inferior al de hace un año y el crudo cuesta el 50% menos.