El euro batió ayer su récord y cotizó por encima de 1,51 dólares, el nivel más alto en sus nueve años de existencia, empujado por la debilidad de la economía norteamericana.

El presidente de la Reserva Federal de EEUU, Ben Bernanke compareció ayer ante el Congreso estadounidense, reconoció que existen riesgos "a la baja" para la economía del país --que es como admitir el riesgo de recesión-- y dejó entrever su disposición a bajar los tipos de interés, por debajo del 3% actual, para reanimar la actividad, aun a riesgo de calentar de inflación. De inmediato, el euro, que el día anterior había roto el techo histórico de 1,50 dólares, fue propulsado por los mercados por encima de 1,51 dólares, en una trayectoria que muchos expertos ven orientada hacia la cota de los 1,55, e incluso los 1,60 dólares.

REVALORIZACION DEL 14% Un euro a 1,51 dólares implica una revalorización del 14% en un año; del 29% respecto del valor de su nacimiento; y del 82% si se compara con el nivel más bajo, en octubre del 2000. Supone, además, dificultades para exportar e incentivos para sustituir productos europeos por otros procedentes Estados Unidos, China, India o América Latina.

Es más fácil que Boeing (EEUU) venda sus aviones a que lo haga Airbus (UE), y por ello la firma europea traslada parte de su producción a América. En esta y otras industrias exportadoras, como la de automóvil, hay muchos empleos en juego.

Lo que impulsa la cotización del euro es el diferencial de tipos de interés entre EEUU y la zona euro. Mientras que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene los tipos en el 4%, la Fed los ha bajado al 3% y continuarán bajando. Cualquier inversor prefiere comprar activos en euros y, al aumentar la demanda de la moneda única, se encarece. Son las reglas del mercado. Los altos precios del petróleo han llenado las arcas de muchos países que buscan dónde invertir su dinero con una rentabilidad mayor que la del dólar.

Los bajos tipos de interés en EEUU son "la causa de que el dólar esté tan débil, no solo contra el euro, también contra el real brasileño, el yen japonés, el dólar canadiense, el yuan chino o la libra esterlina", dice el economista jefe de Intermoney, José Carlos Díez. También provoca que materias primas como el oro marcaran ayer un nuevo récord (964,99 dólares la onza) y que la plata, el platino o el trigo estén por las nubes.

"El BCE debería evitar por todos los medios que el dólar siga apreciándose", opina Díez. "Aunque a corto plazo, el euro fuerte protege a Europa de la subida del petróleo (cuesta menos euros comprar barriles, que se venden en dólares), también perjudica nuestras exportaciones, especialmente las turísticas".

Mientras la apreciación del euro permitió a Iberia un ahorro de 75,7 millones en su factura de queroseno, las compañías exportadoras o con implantación fuera de España, sufren. El BBVA, por ejemplo, habría ganado 241 millones más con un euro similar al del 2006. Estas son las dos caras de un euro fuerte, que provocan que no todos los países de la UEM tengan la misma opinión.

EL EFECTO EN ESPAÑA España se beneficia en la factura energética, mientras que el efecto sobre las exportaciones está suavizado por el hecho de que el 60% de las ventas al exterior se dirigen a la zona euro. La mayoría de los turistas extranjeros, también son europeos.

Bruselas se mantiene en tierra de nadie. El comisario de Economía, Joaquín Almunia, reiteró ayer que "la excesiva volatilidad en la evolución de los tipos no es bienvenida", antes de asegurar no estar preocupado "en absoluto" por la posibilidad de que la moneda suba todavía más.

Pero Francia y Alemania se sitúan en posiciones opuestas. París hizo hincapié ayer en la necesidad de estar "dentro de los límites de lo razonable" en política monetaria. El portavoz del Gobierno, Laurent Wauquiez, afirmó que el presidente estará "muy atento" a estos temas, lo que se interpreta como una nueva presión sobre el BCE para que baje el precio del dinero. Mientras, Berlín se mantiene sereno. El Ministerio de Economía decía que a corto plazo, "la economía debería resistir las fluctuaciones de la paridad entre el euro y el dólar".