La vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, ha afirmado este martes que la agencia de calificación Moody's "exagera" al plantear una rebaja de la nota a entidades financieras españolas.

En una entrevista en TVE, la vicepresidenta económica se ha referido así al anuncio realizado por Moody's de que podría rebajar la calificación de un total 30 bancos y cajas de ahorros españolas.

La titular de Economía ha indicado que la agencia hace un "ejercicio de simulación", y ha manifestado que tenemos "grandes instituciones financieras" en España que "elevan mucho la medida".

RECONOCIMIENTO DE LA SOLIDEZ

En todo caso, destaca la necesidad de que la agencia, aunque "tiene derecho" a realizar las calificaciones que considere, "tiene que reconocer la solidez de nuestro sistema en su conjunto", y ha agregado que las pruebas de estrés que se realizaron a las entidades así lo demuestran.

Salgado ha asegurado este martes que la reducción del déficit va en la senda de lo previsto: "No vamos a necesitar ninguna medida de austeridad más".

La vicepresidenta económica ha indicado que "el déficit se está frenado", y ha subrayado que si hubiera alguna desviación se pueden hacer ajustes en el Presupuesto del Estado "sin necesidad de medidas radicales".

COMPROMISO INCONDICIONAL

"Si hubiera alguna desviación, haríamos los reajustes presupuestarios necesarios, pero no es el horizonte que tenemos en mente", ha dicho Salgado, quien reiteró que reducir el déficit público es un compromiso incondicional.

Por otra parte, hoy mismo Moody's ha decidido rebajar la calificación de la deuda de Murcia y Castilla-La Mancha. Además, los sitúa en perspectiva negativa para próximas evaluaciones.

EL CASO DE PORTUGAL

También Portugal ha merecido hoy la atención de Moody's, que ha anunciado que pese a "no cuestionar" su solvencia, ha puesto en revisión la calificación de sus bonos estatales a corto y largo plazo para un posible descenso de uno o dos niveles.

Moody's ha señalado que adopta esta decisión por la incertidumbre sobre el futuro de la economía lusa ante el impacto de las medidas de austeridad adoptadas por su Gobierno, las dificultades para financiarse a intereses sostenibles y la posible repercusión de la situación de la deuda pública en el sector bancario.