El presidente francés y presidente semestral de la Unión Europea (UE), Nicolas Sarkozy, propuso ayer que los Veintisiete creen fondos soberanos para adquirir participaciones en las grandes empresas e industrias europeas y evitar que caigan en manos de "depredadores" que se aprovechen del hundimiento de sus cotizaciones en la bolsa. Sarkozy también defendió en el Parlamento Europeo la adopción de medidas de apoyo a la industria europea, en especial la automovilística, como acaba de hacer masivamente EEUU.

Con la misma energía que le ha impulsado a liderar con éxito el salvamento del sistema financiero mundial ante las vacilaciones y torpezas norteamericanas, Sarkozy exhortó a la Eurocámara, a la Comisión Europea y a los Veintisiete a "no pecar de ingenuos", ni convertir la libre competencia "en una religión". "Europa necesita industrias que construyan aviones, automóviles, trenes y barcos", subrayó. "No podemos pedir un esfuerzo a la industria para fabricar coches más limpios y luego dejarlos en inferioridad de condiciones respecto a sus competidores mundiales", añadió, para defender un plan de ayuda al sector que emplea al 10% de la población activa en varios países.

OPERACIONES RENTABLES Sarkozy indicó que no está en contra de los fondos soberanos de otros países, pero que la UE necesita dotarse de instrumentos para defender los intereses nacionales y europeos. Estas inversiones públicas serán temporales y rentables, aseguró, tras recordar que la compra del 20% de Alstom en el 2004, que reportó dos años después al reprivatizarse un beneficio de 500 millones de euros al Estado francés.

La idea no fue bien acogida por el ministro de Economía alemán, Michael Glos, que la calificó de contraria a los principios de la economía alemana de apertura a la inversión extranjera. Glos añadió que las intervenciones en la banca y los seguros deben ser una excepción.

La actual crisis, insistió Sarkozy, muestra la urgencia de constituir un gobierno económico europeo, mediante cumbres periódicas de los líderes de la zona euro, como la que aprobó el pasado 12 de octubre el plan de salvamento del sector financiero y bancario, que luego imitó EEUU. Los ministros de Finanzas, subrayó, no tienen suficiente autoridad para aprobar un plan de 1.800 millones de euros, como el adoptado en París, y que detuvo el colapso financiero. El presidente francés destacó que los líderes europeos deben poder dialogar políticamente con el presidente del Banco Central Europeo, sin que eso se interprete como un menoscabo a la independencia de este organismo. Sarkozy criticó con dureza la gestión económica de EEUU, que "lleva tres décadas viviendo por encima de sus posibilidades", con una actuación laxista de la Reserva Federal y financiado por el resto del mundo mediante una deuda que ha adquirido unas proporciones astronómicas. Sarkozy también denunció el colosal error del Gobierno norteamericano al dejar quebrar al banco Lehman Brothers, lo que convirtió una crisis grave en una catástrofe.

La UE, anunció Sarkozy, celebrará en noviembre una cumbre para fijar la posición común europea de cara a la cumbre internacional posterior sobre la refundación del sistema financiero mundial. Sarkozy indicó que en esa cumbre mundial deberían participar las ocho grandes potencias (EEUU, Alemania, Japón, Francia, Gran Bretaña, Italia, Canadá y Rusia) y las nuevas emergentes (China, India, Brasil, Suráfrica y México), lo que excluye a España. Sarkozy reconoció la importancia de España y de las aportaciones de José Luis Rodríguez Zapatero al plan anticrisis, pero subrayó que el país no forma parte del G-8.