"No olvidéis nunca que las bolsas son como semáforos. A nosotros, los analistas, a veces se nos olvida". Lo dijo ayer Ramón Forcada, director de análisis de mercados de Bankinter. Y es relevante: hace dos años y medio, cuando la cosa empezó a pintar mal, fue uno de los primeros en hacer público su pesimismo, cuando hacerlo era casi un pecado de leso patriotismo. Pero ahora se siente optimista sobre el 2011.

Siguiendo su símil, ayer tocó el segundo día consecutivo de esperanzadora luz verde. Bien es cierto que los volúmenes de negociación del cierre de los ejercicios son escasos, con lo que las tendencias de compra o venta se magnifican. Por lo que se está viendo esta semana, hay mucho inversor dispuesto a comprar gangas de cara al 2011.

Pero Forcada asegura, y no es el único, que durante el próximo ejercicio el dinero va a volver paulatinamente de la deuda pública a la bolsa, porque el Banco Central Europeo (BCE) va a lograr frenar el problema con la compra de bonos de países bajo ataque, a la que se ha visto empujado por las "presiones" de los gobiernos. La prueba de su determinación, a su juicio, es su a- nunciada ampliación de capital.

Las dudas de los inversores aflojan un tanto, pero no particularmente por la iniciativa europea. Sentó bien la noticia del Financial Times de que China se ha comprometido a comprar bonos europeos para contribuir a la estabilidad de la eurozona. Los buenos aires que siguen llegando desde Estados Unidos, donde la Reserva Federal y Goldman Sachs auguraron un 2011 de mayor crecimiento del esperado, también insuflan las velas europeas. Incluso Moody´s, la agencia Taciturna, resaltó la "significativa fortaleza" de la eurozona y su capacidad para resolver la crisis de la deuda. Eso el día que amenazó a Portugal con bajarle la nota, vivir para ver...

Pero cuidado, que la cosa sigue tensa. El diferencial del bono español a diez años con el alemán de referencia llegó a tocar ayer los 260 puntos básicos. Y el euro cayó hasta los 1,3087 dólares, aunque remontó al cierre hasta los 1,315 dólares.

Todo ello pese a que el Tesoro colocó 3.877 de los hasta 4.000 millones que quería colocar en letras a tres y seis meses sin asustar a los inversores con un resultado peor de lo esperado. Y también pese a que la ejecución presupuestaria sigue en línea con los objetivos comprometidos por el Gobierno con la UE.

El Ibex 35 se apuntó la mayor alza de Europa, el 2,07%, hasta los 10.203,4 puntos, con los bancos como protagonistas.