Pedro Solbes, vicepresidente económico de Zapatero entre el 2004 y el 2009, ha admitido este miércoles que su Gobierno cometió errores: "Nos equivocamos en bastantes cosas". De las escasísimas autocríticas que han realizado los exaltos cargos públicos que están pasando por la comisión de investigación de la crisis en el Congreso, la suya ha sido la más clara y contundente. Pero eso sí, la ha realizado sin hacer sangre con su jefe en aquel Ejecutivo, con quien mantuvo numerosas diferencias que le llevaron a dimitir en plena recesión por sus choques sobre cómo gestionarla.

El expolítico socialista, de hecho, no ha eludido su parte de culpa: "Asumo mi responsabilidad porque soy responsable de coger un tren que se iba acelerando, que se aceleró más y que solo fuimos frenando al final. Nos quedamos sin vía por Lehman Brothers para hacer un ajuste más suave". Pero también ha achacado la falta de acierto a las trabas políticas a las medidas que hubiera sido necesario adoptar por tener un "Gobierno en minoría, con apoyos de terceros y con todo el mundo con demandas y ganas y necesidad de más gasto".

Solbes, así, ha admitido que su Ejecutivo debería haber sido "más valiente" en lograr unos superávits presupuestarios más holgados y en reformar la gobernanza de las cajas de ahorro, además de reconocer que se equivocó en no atajar el déficit exterior, moderar los costes laborales unitarios y recortar la deuda aún más del 36% del PIB al que la redujo. En cambio, ha restado importancia al hecho de que el Gobierno se negase a admitir la crisis entre febrero y junio del 2008: "Existió un entorno en que ambas tesis eran válidas. No creo que incida en el proceso ni tenga una gravedad enorme".

ATENUANTES Y DIFERENCIAS

El exvicepresidente también ha planteado algunas excusas. "Hicimos lo que pudimos hacer", sería el resumen de ello. "Llegar a la crisis con menor deuda y un bien nutrido fondo de pensiones suavizó el impacto financiero de la misma. Lo que no se podía pensar antes del 2008 era en una doble recesión de la magnitud que se alcanzó y la dimensión del impacto que tuvo en el euro", ha abundado.

Asimismo, ha negado que Zapatero tuviera una visión "cortoplacista". Sus principales diferencias, ha explicado, se debían a que el presidente no quería tocar la capacidad de los agentes sociales (sindicatos y patronal) para incidir en las necesarias reformas laborales, así como en el gasto público. "Yo era menos favorable al gasto inmediato y a favor de reactivar los temas del mercado laboral. Él era más partidario de gastarse más porque las arcas parecían estar llenas. Pero sin ninguna acritud ni crítica, simplemente dos visiones de las cosas", ha añadido.

También se ha referido a la carta que le enviaron los inspectores del Banco de España en abril del 2005 para advertirle de la "complaciente lectura" de la situación económica que estaba realizando el gobernador, Jaime Caruana. Solbes le ha restado relevancia: se trata de una misiva que "tiene importancia, pero limitada", ya que considera que la mayoría de las entidades estaban bien capitalizadas, algo que se demostró incierto, y se centraba básicamente en los problemas que tendrían los hipotecados cuando subieran los tipos. También ha explicado que llegó a su jefa de gabinete y que él no tuvo conciencia de su existencia hasta el 2011.