Después de una larga y difícil negociación, la fusión entre la privada Suez y la pública Gaz de France (GDF) se convirtió ayer en un hecho. Ambas empresas anunciaron en París el acuerdo que permitirá la creación del cuarto grupo energético mundial en términos de capitalización bursátil junto al alemán E.ON, por detrás del ruso Gazprom y el también francés Electricité de France (EDF).

La futura celebración del matrimonio se dio a conocer en plena opa a Endesa por parte de la compañía italiana Enel, cuya voluntad de hacerse con Suez desató, hace año y medio, una reacción defensiva del anterior Gobierno francés impulsando las conversaciones entre las dos distribuidoras de energía.

El papel del Estado francés --propietario del 80% de GDF-- ha sido determinante en un proceso que ha levantado una fuerte controversia en Francia, ya que comporta la privatización de buena parte de la empresa pública. No obstante, el director general de Gaz de France, Jean-François Cirelli, precisó ayer, en una multitudinaria rueda de prensa, que el Estado francés dispondrá de una "minoría de bloqueo" manteniendo la propiedad del 35% del capital.

LA CONDICION DEL PRESIDENTE El otro factor polémico, y que ha constituido un problema hasta el último minuto, ha sido la condición puesta por el presidente Nicolas Sarkozy para dar luz verde a la fusión: Suez debía desprenderse del negocio medioambiental, que se había convertido en el emblema del grupo. La presión ejercida por Sarkozy sobre este punto responde a la necesidad de reequilibrar el valor de ambas empresas. De lo contrario, el Estado debería desembolsar una cantidad inasumible para compensar a los accionistas de la compañía privada.

SOLUCION BURSATIL El director general de Suez, Gérard Mestrallet, explicó que la solución encontrada pasa por colocar en la bolsa el 65% de las acciones del negocio medioambiental, lo que ha permitido que los títulos de ambos grupos tengan casi el mismo valor. En compensación por este sacrificio, el grupo franco-belga tendrá también una minoría de bloqueo al conservar el 35% restante.

El enlace entre las dos empresas se celebrará, según el calendario previsto, durante el primer semestre del 2008 y el nuevo gigante energético será bautizado con el nombre de GDF Suez. Para alcanzar este acuerdo, ha hecho falta que el Parlamento francés modifique un ley que prohibía al Estado privatizar la empresa gasista y que la Comisión Europea autorizara una operación que comporta la unión de unas cifras de negocio que sumadas alcanzan 72.000 millones de euros.

PROTESTA SINDICAL Los sindicatos pusieron el grito en el cielo. Pese a que Mestrallet afirmó que era una fusión "creadora de empleo" y que "no tendrá repercusiones sobre el precio del gas", las dos principales centrales expresaron su total desacuerdo. A su juicio, la privatización de GDF es un error --recordaron a Sarkozy su promesa de no hacerlo-- que afectará a las tarifas, y la salida a bolsa del polo medioambiental de Suez pone el negocio a merced de los "predadores".